El principal peligro que enfrenta la Tierra es el calentamiento global. Su principal causante es la generación de energía con carbón y petróleo, y hay que sustituirlos. Pero ni los plazos son tan perentorios como sostienen los activistas ecológicos, ni las medidas que proponen son las adecuadas.

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El Sol provee la energía que permitió el surgimiento de la vida. Pero hay el peligro de sobrecalentamiento y que la Tierra termine tornándose inhóspita. Estamos hablando de plazos astronómicos, lo inmediato es más un inconveniente, no una amenaza existencial. Para controlar los gases cuya concentración en la atmósfera causaría un efecto invernadero, la Tierra se protege guardando el carbono en los restos de animales y plantas: carbón y petróleo se originaron en seres vivos. El metano lo almacena en hielo. La Tierra prefiere estar congelada. Los últimos dos millones y medio de años corresponden a una edad glacial y la actual etapa de clima templado lleva solo 12.000 años y se considera temporal.

En la edad glacial había 200 partes por millón de CO2 en la atmósfera, pero a inicios del periodo interglacial (hace 12.000 años) se elevó a 280. Hacia 1900 solo había subido a 300. Pero el mundo se industrializó aprovechando el carbón y el petróleo como energía y se liberó CO2 a la atmósfera: en 2000 a 370 y el viernes estuvo en 430. Es necesario reducir el consumo de petróleo. Los carros eléctricos no ponen gasolina en sus tanques, pero la electricidad que cargan proviene de centrales que queman petróleo.

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La solución que se propone es sustituir el petróleo con energía renovable: hidroeléctrica, solar y eólica, pero estas dependen de la naturaleza y no son confiables. Se debe invertir en ellas, pero hay que contar con centrales térmicas de reemplazo para cuando fallen, dolorosa lección que aprendimos el año pasado.

Bajo la tecnología de hoy lo que puede sustituir al petróleo es la energía nuclear. El mundo le teme por los accidentes de Chernóbil y Fukushima. Pero es la única alternativa.

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Para las naciones, el combate contra el calentamiento global va por no subsidiar los combustibles. Ecuador dio un paso eliminando el subsidio para la gasolina, pero faltan dos, diésel y GLP. El segundo paso es construir plantas de energía renovable, que estamos haciendo. Pero en ningún caso, abandonar la producción de petróleo, que haría colapsar la economía mundial. Aquí erramos.

Ecuador decide desinvertir en el Yasuní y se muestra incapaz de desarrollar el golfo de Guayaquil. Perú saca petróleo del área contigua al Yasuní y este mes anunció un gran descubrimiento de petróleo y gas costa fuera de Tumbes. En Sudamérica, Brasil apunta a ser gran productor e incorporarse a la OPEP, Argentina desarrolla Vaca Muerta, Guyana encontró grandes yacimientos en el Esequibo. Solo en abril, Namibia y Pakistán anunciaron descubrimientos que cambiarán su economía. Somos el único país que renuncia a lo que ha sido el pilar de su desarrollo.

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Nuestra política en lo energético y ambiental debe ser: eliminar el subsidio a los combustibles; alentar la inversión en energías renovables; mantener un parque termoeléctrico que garantice la seguridad energética; y explorar y desarrollar nuestra riqueza petrolera. El ITT puede desarrollarse desde fuera del Yasuní. (O)