Futurología… probablemente errada. ¿Quién podía prever una pandemia como el COVID o la invasión a Ucrania? (Quizás, sí, unos pocos sabios). Nos equivocamos porque la mente humana tiende a pensar linealmente, toma la información disponible y la proyecta de manera sencilla con base en pocos parámetros; es lo mejor para sobrevivir ante peligros inminentes y no gastar energía en exceso. Pero el mundo es complejo: toma vías no lineales imprevistas, donde pequeñas modificaciones de los parámetros pueden generar grandes cambios finales.

¿Seguiremos con el impacto de la pandemia? Nada imposible. China, igual que hace tres años, da señales alarmantes que no podemos minimizar, aunque el entorno es diferente, con una alta vacunación en muchos lugares (pero... ¿ante nuevas variantes?). Esperemos estar colectiva y personalmente mejor preparados.

¿La geopolítica mundial se descarrilará? Putin ha sido frenado y en muchos casos derrotado. No dará marcha atrás aceptando el fracaso y buscará un nuevo aliento ahora y en primavera. Si sigue por mal camino, ¿se “lanzará al vacío”, que puede incluir el uso de armas nucleares tácticas? Tampoco es imposible. Mientras tanto, ¿Corea del Norte querrá dar nuevos pasos para posicionarse? ¿China avanzará hacia Taiwán? ¿Y Kosovo y Serbia? Aunque han surgido mayores tensiones, creo que ninguno de los escenarios más catastróficos se dará… Pero…

...continuará la tendencia en contra de valores esenciales de Occidente, como tolerancia...

¿Inflación y recesión (estanflación)? Una parte del mundo ha entrado (aquí no consideramos Argentina o Venezuela, cuyo desastre es responsabilidad de sus populistas Gobiernos del socialismo del siglo XXI) en un proceso inflacionario no visto desde hace 40 años. La única manera de pararlo es elevando las tasas de interés para frenar la demanda y equilibrar oferta y demanda sin que los precios sigan subiendo. Si se tiene éxito, la inflación en 2023 bajará hacia niveles más sensatos (¿3-4 %?), con moderado efecto en la actividad económica. Caso contrario, los intereses se elevarán aún más, hasta convencer a la gente de que la inflación será frenada y que ajusten sus expectativas, pero con una fuerte recesión en el camino. Me inclino por lo primero…, pero muchos ven el segundo escenario como más probable.

¿Y Ecuador? La política predominará. En febrero, con la consulta popular y las elecciones seccionales... Con la esperanza de que las preguntas obtengan, en su mayoría, un sí, porque se lo merecen (aunque muchas son intrascendentes) y que los electores elijamos autoridades de calidad, sobre todo en ciudades como Quito, que han vivido un grave deterioro institucional, de valores y de calidad de vida diaria. Y, luego, la política seguirá vigente con la amenaza de nuevos paros en las calles o intentos de desestabilizar al Gobierno desde la Asamblea. Deberemos aunar esfuerzos con un objetivo claro: mayor crecimiento económico que genera empleo e ingresos. Y con ese fin, decisiones importantes: reforma a fondo del Estado, laboral, seguridad social, petróleo, minería, banca, apertura al mundo. ¿Lo haremos? Poco, me temo.

Negativo: continuará la tendencia en contra de valores esenciales de Occidente, como tolerancia, libertad o el valor de la palabra. Positivo: la fortaleza del mundo democrático para frenar las ambiciones de Putin… ¡Buen 2023! (O)