La opinión pública se guía de las tendencias. Si se cuenta con una formación crítica y cuestionadora los mensajes que inundan las redes se convierten en contenidos para debatir y reflexionar. Así, encontramos hechos que suscitan mayor interés que otros. En nuestro contexto ecuatoriano lo político siempre da de qué hablar. El discurso de posesión del presidente Daniel Noboa del pasado 24 de mayo se convirtió en la centralidad de algunos comentarios y observaciones en torno al sentido de sus palabras.

La intervención del presidente generó un intenso debate mediático y auditor en torno a ciertas frases cuya función es diversa dentro del contexto específico de abrir una etapa de gobierno. Por ello, cuestionar la veracidad de la frase parafraseada o contextualizada “Das Wichtige ist nicht, neue Dinge zu tun, sondern sie so zu tun, als ob sie noch niemand getan hätte” (“Lo importante no es hacer cosas nuevas, sino hacerlas como si nunca nadie las hubiera hecho antes”) desvía la atención de los temas verdaderamente relevantes para nuestra sociedad actual, donde la violencia y el crimen organizado se incrementan diariamente. La cita fue utilizada para introducir párrafos que requieren una reflexión crítica respecto a su mención de la Asamblea Nacional.

A nosotros, los ecuatorianos, sí tienen que explicarnos el cómo. Escuchamos un concepto del Nuevo Ecuador que marca el ideario del gobierno de Noboa, acompañado de un llamado a la unidad y a la confianza ciudadana. Sobre todo, escribe una promesa de eficiencia administrativa para cubrir las necesidades económicas, educativas y de seguridad. La dignidad que necesitamos los ecuatorianos (pero que son un vacío retórico si se contrastan con las evidencias en los hospitales públicos), debe ponerse en la meta de las acciones. ¿Acaso no es posible enumerar la cantidad de obstáculos que afrontan los usuarios del IESS para acceder a la atención gratuita? ¿O repetir el número de muertes violentas que va desde inicio de este año?

No sirve de nada edulcorar el momento del triunfo. Nuestra realidad habla por sí sola. Importantes son las cifras y las disculpas o las referencias a hechos que no quedan en el olvido. El discurso del presidente empieza con la palabra memoria. Memoria también es recordar que el abuso de poder causó la muerte de cuatro niños en Las Malvinas. Admitir el hecho y plasmarlo en un texto que circula, sí marca la diferencias. Más allá de que se diga que el presidente ha sido un gran orador, también debe evaluarse lo que queda en los márgenes. Muy simbólico también resulta lo que no aparece en las anotaciones, pero que en la memoria colectiva permanece.

Volviendo al autor del romanticismo alemán, Johann Wolfgang Goethe, su libro Die Leiden des Jungen Werther (Las cuitas del joven Werther) es una de las obras emblemáticas del autor. Narra las complejidades de la libertad, la subjetividad y las frustraciones de un protagonista joven, cuyo amor imposible desata un epistolario. Mi corazón literario se conmueve porque es una forma de volver a los autores en un mundo donde subsisten libros que hace falta revalorizar. Un deseo lector, nada más. (O)