Durante los siglos XIX y XX, el mapa de Europa cambió muchas veces. Sé que se crearon o desaparecieron Estados antes y después de las guerras napoleónicas. Los principales fueron la conformación de Alemania, bajo la dirección de Bismark y la unidad de Italia tras las luchas de Garibaldi. Polonia sufrió desapariciones y repartos entre las potencias más grandes de Alemania y Rusia. El capítulo de Ucrania se inscribirá en esa historia.

Indigna la actitud prepotente del presidente Putin. Sabe que la superioridad de Rusia es aplastante en todo: soldados, economía, tamaño del país. Cierto que Ucrania formó parte de la Unión Soviética y antes fue rusa bajo el imperio de los zares, pero una vez que implosionó la Unión Soviética, Ucrania decidió ser libre e independiente. Para colmo, desea aliarse a la OTAN y a la Unidad Europea, a lo cual el presidente ruso se opone. Alega la seguridad de su país como la razón más poderosa para invadir a Ucrania. Siempre es así: Hitler usó el pretexto del espacio vital para engullirse a Austria y después a Checoeslovaquia y Hungría. Lo necesitaba para la expansión del prolífico y superior pueblo de la raza aria. Después, invadió Polonia y estalló la Segunda Guerra Mundial.

Nadie quiere la guerra. Todos, hasta los más ignorantes saben que esta será el Apocalipsis. Que las bombas destructivas tienen capacidades que se imaginan aniquiladoras porque desde Hiroshima y Nagasaki nadie se ha atrevido a probarlas sobre espacios habitados.

  1. Los argumentos históricos con que el señor Putin quiere justificar su invasión no se pueden aplicar al presente. Estos días de hogaño son diferentes en todo. La tecnología que se puede utilizar todavía no se ha probado. Creo que es irresponsable, impropio de Rusia, un país que combatió heroicamente a los nazis. Se está confundiendo y su ambición lo ciega. Le ocurre lo mismo que a Hitler.

La imagen que más cuadra es la de un hombre muy grande y fuerte que pega garrotazos a un individuo solo, débil y flaco. No hay comparación entre los contendientes. Rusia tiene más de un millón de soldados, Ucrania el 10 %. Rusia tiene tanques, cañones, bombas nucleares de distinta clase, aviones hipersónicos, un arsenal colosal que ahora prueba. El abuso se hace peor cuando sabe que ningún país va a mandar tropas para luchar contra los rusos. Ucrania puede recibir ayuda económica y equipo militar. Nada más. Ningún país enviará combatientes para que mueran en esos lejanos campos de batalla. Sería la Tercera Guerra Mundial.

Solo queda negociar la paz. Ucrania será vencida y ojalá quede independiente. Porque no será raro que, una vez retiradas las tropas rusas, entre los mismos ucranianos haya quienes deseen incorporarse a la órbita rusa, con un golpe de Estado que sustituya al presidente Zelenski.

Entretanto, el pueblo ucraniano debe ser consultado y decidir su destino. Esa consulta debería ser organizada y controlada por las Naciones Unidas, para que los ciudadanos puedan opinar sin presiones ni amenazas. El pueblo decide, nadie más, ni siquiera el señor Putin, el impasible tigre siberiano que ya mostró sus colmillos atómicos. (O)