Entre los debates desarrollados en la Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático COP28, que se celebra en Dubái, Emiratos Árabes Unidos, circuló un documento, luego reconocido como apócrifo, que concluía declarando a las actividades del campo como altamente contaminantes y principales causantes del calentamiento global supuestamente suscrito por 13 países miembros, propendiendo a su eliminación. No imaginábamos que los detractores del agro llevasen ese tema a un foro internacional de tanta envergadura ante delegados de 198 países, algunos representados por jefes de Estado. La ganadería fue la más atormentada, atribuyendo peligrosas emisiones del indeseable metano a las crías estabuladas o en pastoreo abierto.

Son frecuentes las manifestaciones antiagrarias de colectivos ambientalistas de extrema que logran incluir sus erróneas afirmaciones en tesis oficiales, alcanzando representaciones de corrientes de opinión, copando altos niveles oficiales en cumbres trascendentales para atraer atención mundial. En buena hora que en esta ocasión primó la sensatez y 134 países suscribieron un compromiso titulado Declaración de Emiratos Árabes Unidos sobre agricultura, alimentación y clima, en el que se insta por primera vez a las sociedades y sus gobernantes a incluir esos segmentos dentro de planes conservacionistas.

El cambio climático impacta negativamente a buena parte de la población e intensamente a pueblos y comunidades vulnerables, no se puede negar que las prácticas agrarias suman efluvios dañinos, aunque ese aporte es mínimo, su magnitud se podría precisar luego de un balance entre lo que provocan y lo que los suelos capturan de carbono atmosférico durante los procesos productivos, beneficiosos para la superación de los pueblos y la provisión de alimentos. Coincidimos con el ministro uruguayo de Ganadería, Fernando Mattos, cuando dijo: “Hemos sido víctimas en las últimas décadas de embates muy dañinos para la imagen del sector agropecuario, intentando responsabilizarlo como uno de los mayores causantes de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), cuando es el único sector productivo de la economía que es imprescindible para la seguridad alimentaria y debe interpretarse como lo que es: un sector que captura carbono”.

Los Emiratos Árabes Unidos y la Fundación Bill y Melinda Gates han puesto en marcha una asociación dotada con 200 millones de dólares destinados a investigación agrícola, transferencia de innovaciones y asistencia técnica para aplicar la declaración de Dubái a favor de la agricultura. Es digno de aplauso y admiración que el presidente de la COP28, sultán Al Jaber, en su primer discurso haya anunciado al mundo la liberación de 2.500 millones de dólares para enriquecer el fondo de compensación para las naciones perjudicadas por catástrofes climáticas con medidas de mitigación y adaptación manifestadas en transferencias directas en efectivo para agricultores afectados por fenómenos meteorológicos extremos, siendo Ecuador una víctima reiterada debe acceder a esas ayudas luego de gestiones diplomáticas con activa intervención del Ministerio de Agricultura. (O)