¡Reflexionemos en medio de la crisis eléctrica, a base de extractos de un artículo mío de la revista Koyuntura, de la Universidad San Francisco de Quito, que se publicará en próximos días! Somos y seguiremos siendo economías basadas en energía, aunque con enormes ganancias en eficiencia: menos energía por dólar de producción, tanta productividad que Vaclav Smil nos recuerda: “Una persona promedio consume una energía equivalente a 800 kilogramos de petróleo crudo al año. En términos de trabajo físico, eso equivale a 60 personas trabajando día y noche sin parar, y el doble o el triple en las economías más ricas”.

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Vísteme despacio...

Y en ese contexto la energía nuclear debería tornarse muy importante, ya sea la fisión actualmente utilizada y mejor aún la futura fusión. Señalemos que de la generación eléctrica, la fisión hoy representa el 9 % en el mundo y el 17 % en la OCDE, existiendo 360 reactores y 60 más en construcción. Energía que en las últimas tres décadas ha sido “demonizada” de manera totalmente excesiva, y es sano que haya vuelto a la escena por diversas razones: se pueden construir en cualquier parte; nuevas tecnologías con mayor seguridad y menor impacto de residuos; atractivo frente a la dependencia hidroeléctrica en muchos países y los riesgos de sequías; energía limpia; alta capacidad de carga (cuánto funcionan en promedio cada año); costos efectivos no bajos, pero sí razonables; desplazará al gas en la generación de calor e hidrógeno de manera más eficiente; cogeneración para la desalinización del agua de mar y más.

Mucho potencial, y ya hay, por ejemplo, empresas tecnológicas buscando la opción nuclear para cubrir las enormes demandas ligadas a la inteligencia artificial, como dice El Mundo: dimensionemos el consumo del sector tech, un centro de datos mediano requiere 50 MW, la demanda de 22.600 hogares.

Ojalá en el futuro logremos desarrollar la fusión que es aún más atractiva porque se emplean los elementos más ligeros como el hidrógeno, que es el más abundante del universo. ¿Se podrá lograr con costos razonables? “El precio minorista promedio de la electricidad en los EE. UU. es de $ 0,11 por kWh. Según diversas predicciones, la forma de energía más barata en 2050 será la solar con un costo de producción de $ 0,026/kWh. Estudios previos habían estimado que la fusión podría alcanzar costos de $ 0,08/kWh, relativamente caro, pero nuevos diseños ofrecen un costo menor de alrededor de $ 0,025/kWh”. Ojalá... Obviamente las inversiones son muy importantes del orden de 3 a 9 mil millones de dólares por planta y en conjunto no menos de $ 150 mil millones anuales.

¿Para cuándo podría ser? “Entre los demostradores de ingeniería para la fusión está el STEP en el Reino Unido, cuya construcción está prevista para comenzar en 2032 y su finalización en torno a 2040. La situación es similar en todo el mundo, con diversos planes nacionales que han fijado como objetivo la operación de un reactor de este tipo en torno a 2045-2050, lo que sitúa el despliegue comercial a finales de la década de 2050 o más adelante. Pero algunas empresas emergentes del sector privado proponen un cronograma más ambicioso y hacer contribuciones a la demanda de electricidad a partir de la década de 2040″. ¡Opciones lejanas, pero bastante menos de lo que parece! (O)