Andrés Arauz quiere ser presidente para cuatro años. A eso se deben sus intervenciones recientes. Para Rafael Correa, en cambio, hay urgencias que no permiten espera. Que se declare su inocencia, la primera; y, que –antes o de inmediato– se coopten los espacios del poder público nacional –funciones del Estado y otras entidades– que no controle; y, que se profundice el llamado socialismo siglo XXI, en Latinoamérica, del que es uno de los líderes.

Correa va por la revisión de la sentencia.

Explico: fuera de la cadena de recursos y de la acción extraordinaria de protección, que le han negado a Correa, existe el Recurso de Revisión

(arts. 658, 659 y 660 del COIP), que se puede presentar en cualquier tiempo posterior a una sentencia ejecutoriada, como la que tienen Correa y los suyos, cuando hay evidencias de que no ha existido el delito materia de la condena (alguien es condenado por asesinato y, luego, aparece vivo el supuesto asesinado).

Desde que la Sala Especializada de lo Penal, Penal Militar, Penal Policial y Tránsito de la Corte Nacional de Justicia conozca el Recurso de Revisión, hasta el fallo que declare que no hubo delito, su trámite es de semanas.

La redacción de la causal tercera del art. 658 es la de la pretensión de Correa: “3. Si la sentencia se ha dictado en virtud de documentos o testigos falsos o de informes periciales maliciosos o errados”. A eso se va a volcar Correa, con movilizaciones dentro y fuera del Ecuador.

¿Qué necesita? Someter a los de la Sala Especializada de lo Penal, Penal Militar, Penal Policial y Tránsito de la Corte Nacional de Justicia, que les dé miedo.

La demanda de protección de Gustavo Jalkh, para dejar sin efecto la separación de quienes fueron cesados del Consejo de la Judicatura, el 2018, por el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social Transitorio que presidió Julio César Trujillo, coincide con la pretensión de Correa. El retorno de ellos conllevaría la invalidez de la designación de los que están en la Corte Nacional de Justicia.

Correa ha dicho que rechazaría el indulto que, de ser presidente Arauz, podría otorgarle, porque solo lo liberaría de la pena, sin poder declarar su inocencia, pero podría ser una vía táctica, para asumir –él, en persona– las movilizaciones para su demanda de revisión. Primero, el indulto; y, luego, la revisión.

También estaría pensando en una consulta para una nueva Constituyente. Ahí hay un “sueño de perros” de algunos no correístas, en el sentido de que le pueden ganar la Constituyente a Correa. En esa línea, habrá Correa para décadas, igual que Maduro y siguiendo la línea de Putin. Correa trabaja para la televisión rusa.

En lo que sí coinciden Correa y Arauz es en apoderarse, en la primera semana de gobierno, de $ 1.000 millones del Banco Central para subsidiar con $ 1.000 a un millón de familias; y $ 1.200 millones para las municipalidades del Ecuador. Esos dineros no son del Gobierno central, sino de varias entidades y en parte es liquidez del sistema financiero, donde los ecuatorianos tienen sus cuentas corrientes y ahorros. ¿Incautarán los dólares de los ecuatorianos para el gasto público? (O)