Aún se habla sobre los zapatos usados por el presidente Daniel Noboa en el Informe a la Nación. Detractores y defensores del pintoresco “cuadro” los erigieron protagonistas de la jornada cívica del 24 de mayo. El mensaje pasó a un plano secundario y la prenda barroco-vanguardista intentó poner al mandatario a la altura de las circunstancias haciéndonos olvidar lo esencial. Un influjo me lleva a “Los zapatos” de Van Gogh, que para Martin Heidegger representan el trabajo campesino a lo largo de los años, testigos de secretos e historias de duras jornadas. Según Meyer Shapiro, es el autorretrato del autor mimetizado en el objeto como homenaje a sus compinches de andanzas. Jacques Derridá veía dos zapatos de pares distintos, plasmados por el artista con alguna intención estética. Esta obra barroca-posimpresionista contrasta con el cuadro de posverdad de un mensaje presidencial mezquino en un país destrozado.

El micrófono y la pantalla

Los zapatos del presidente parecen piezas de un marketing distractivo, frente a un “lienzo” huérfano de obras y datos convincentes. Desviar la atención hacia el calzado sería el objetivo. Muchos caímos en la trampa. ¿Poco tiempo para rectificar el heredado desastre nacional? Puede ser. No es fácil estar en esos zapatos usados prematuramente por una eventualidad política y promesas ambiciosas. Ofreció cambiar la “Cabeza de Medusa” por un apacible “Campo de Girasoles”, pero las medusas se reproducen cada día. El ímpetu mezclado con improvisación e inexperiencia es peligroso. “Zapatero a tus zapatos”, dicen por ahí. Noboa pareciera tener destreza empresarial, no política. Su brújula se pierde entre discurso y resultados reales. Se lo acusa de maquillar cifras; de muchos tiktoks y pocas medidas; de vivir en el mundo paralelo de su antecesor.

Noboa: 6 antes y 6 después

Noboa asegura haber logrado en seis meses lo que otros no pudieron en diez años; acaso en un intento por emular la fecunda labor vangoghniana. Sin embargo, hay más sangre, vacunas, secuestros; desempleo, pese a las “surrealistas” 105.000 nuevas plazas; abandono escolar; emigración imparable; escasez de equipos y medicinas en hospitales; pacientes desatendidos; cortes eléctricos. Las redes lo llaman mitómano, oportunista, ambicioso, autoritario. Critican esa alza del IVA “para nada”. Los asambleístas prometen fiscalizar un informe inverosímil. También hay quienes aprueban su gestión y solicitan darle más tiempo; la respuesta es una popularidad en caída.

Multitud de “simpatizantes” y millares de Noboas de cartón 2.0 completan la pintura. No sorprendería ver pronto zapatos de cartón 3D en campaña y a compatriotas pelearse por tenerlos en sus casas. Si el primer mandatario piensa en reelección, tiene el complejo desafío de afinar sus pinceles y repintar el paisaje prometido en seguridad, lo social, infraestructura, desarrollo económico, institucionalidad. Los botines del artista descansan enmarcados en el Van Gogh Museum de Ámsterdam; los del presidente quizá lloran en una esquina de Carondelet avergonzados por su indolencia y falta de empatía social, rogando que pronto dejemos de hablar sobre ellos. (O)