“Estoy convencida de que si sumamos voluntades podemos cambiar el rumbo de nuestro país”, expresó la prefecta del Guayas, Marcela Aguiñaga, en el acto solemne llevado a cabo el 8 de este mes con motivo de cumplirse 203 años de la provincialización de Guayas, ante un numeroso público que incluyó al presidente electo, Daniel Noboa, al gobernador de la provincia, al viceprefecto y al alcalde de Guayaquil. “Ha llegado el momento de unirnos para arrancharle los jóvenes a la delincuencia, para tomar acciones urgentes ante la inseguridad que vivimos. Hay causas que nos unen, que son comunes, más allá de cualquier ideología política porque todos queremos vivir en paz en este país”, agregó la prefecta en su larga alocución, durante la cual explicó sus propósitos y expuso logros.

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Nada habría quedado en el tintero. Solo hubo un reclamo al gobierno central: la reducción del 5 % de las asignaciones presupuestarias que, por ley, corresponden a los GAD, y que no se transfieren a tiempo, lo cual complica aún más las medidas que se deben adoptar frente a un cada vez más próximo fenómeno de El Niño, que se estima afectará más a unas 800.000 personas.

(...) sorprende esta actitud porque lo normal, para desgracia nuestra, es que... una vez electos, se olvidan del pueblo que los eligió...

A muchos de los asistentes sorprendió la presencia de las referidas autoridades juntas, no obstante la diversidad de sus tiendas políticas; y captó la atención el llamado de la señora prefecta a la unión, más allá de sus respectivas ideologías, para sumar voluntades en la lucha por la persecución de los objetivos comunes, como la paz y el progreso.

Y decimos que sorprende esta actitud porque lo normal, para desgracia nuestra, es que, con honrosas excepciones, los políticos, una vez electos, se olvidan del pueblo que los eligió y llegan al puesto con una lujuriosa voracidad de poder y de dinero, junto al pequeño cerco que los rodea, como si el fin del mundo estuviese muy cerca. Además, se inyecta un odio tal hacia sus rivales, que se produce una especie de “antropofagia” política, donde cada uno arrea agua para su molino, resultando el país el único y gran perdedor.

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Olvidan que la patria es una sola y que, más que su deber, es su obligación desarrollar un plan que favorezca a todos, especialmente a quienes más lo necesitan, que son la mayoría, por desgracia, en este país pauperizado y abusado por quienes, a su turno, han tenido la oportunidad de hacerlo. Miles de millones de dólares en sobornos, sobreprecios y más actos delictivos cometidos por los criminales de cuello blanco y dorado. Aquí, hasta la justicia se vende al mejor postor. Con esos millones estarían cubiertas las necesidades insatisfechas del pueblo.

Por ello, relevamos las frases de la señora prefecta: suma de esfuerzos en pro del bienestar general. Bastó la presencia del presidente electo, Daniel Noboa, y del alcalde Aquiles Alvarez para entender que vamos a bogar en el mismo sentido.

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Como decía el filósofo y escritor francés Saint-Exupéry: Aimer ce n’est pas se regarder face à face, mais regarder ensemble dans la même direction (amar no es mirarse cara a cara, sino mirar juntos en la misma dirección). Y agregaríamos: más allá de cualquier ideología política. (O)