Una de las peores acusaciones a Pedro Castillo cuando inició su mandato en el Perú era que apenas era un profesor de escuela rural y sindicalista, que no entendería cómo manejar el país y menos la política exterior. Pero ¿qué pasa cuando un presidente es el heredero de un emporio, ha estudiado en las mejores universidades estadounidenses –Harvard entre ellas– y tampoco entiende cómo manejar el país y mucho menos cómo proyectar el país en el mundo?
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Es realmente vergonzoso su manejo internacional y el de sus ministros. Es además absurdo pretender que mejorarán inversiones o cooperación internacional para el desarrollo y la seguridad maltratando las bases más elementales de las relaciones internacionales y el Estado de derecho.
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Al presidente Daniel Noboa parece no importarle perder su reputación internacional y con él, la del país y a pasos acelerados, ¿realmente cree que los embajadores de la Unión Europea, de Estados Unidos o de Canadá no se enteran del maltrato a su vicepresidenta, todos ellos con específicas políticas exteriores feministas? ¿O que un viceministro de gobierno –haciendo gala de una ignorancia trumpista– ridiculice al Ecuador diciendo que la organización Human Rights Watch es apenas un apéndice de Soros?
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Si estos fueran hechos aislados no serían tanto problema, pero no es así. Esto suma a una larga lista de desatinos internacionales que empezaron desde la primera visita del entonces presidente electo a Washington. Entre otras perlas, dijo con desparpajo que su única agenda es la reelección y que una de sus prioridades es mantener el promedio de edad de sus ministros muy cercano a 36 años, todo esto en medio de la crisis más grave de inseguridad y violencia de la que el Ecuador tenga memoria. Con vergüenza fui testigo de la reacción de los tecnócratas internacionales presentes cuando la visita terminó. Después vino la abrupta y caprichosa decisión de cambiar al representante en Naciones Unidas por un neófito que no tenía idea de qué se trataba las Naciones Unidas, mucho menos, el Consejo de Seguridad. Desde entonces, todo ha ido cuesta abajo, el nombramiento de embajadores o casi (como la chica de Washington) extremadamente jóvenes sin experiencia o trayectoria alguna. No sé si alguien le ha dicho a Daniel Noboa que eso es tomado como un insulto en Asia y como una falta de madurez y seriedad en Occidente. Y no he llegado siquiera al asalto a la embajada mexicana, una de las peores violaciones al derecho y las relaciones internacionales.
Alrededor del informe presidencial
Lo más grave es que en lugar de recapitular y hacer propósito de enmienda; de tomar acciones concertadas para superar el lamentable incidente, parecen estar cavando un hoyo más hondo, con cada visita internacional donde el presidente incumple protocolo o aparece en público visiblemente con tragos a cuestas. Acabo de toparme con un migrante en el avión, que lo contaba muy impresionado.
El país está en una de las peores crisis de su historia. En estas circunstancias, enmendar la política internacional en todas sus formas y expresiones es una necesidad, no un lujo. Desde esta trinchera vuelvo a escribir por y para el Ecuador. (O)
