Estuve en Ibarra, invitado por la directiva del IESS a una reunión sobre la reforma de la seguridad social. Éramos unos 100 ecuatorianos de diversas orientaciones, y ojalá esto se repita en otras ciudades. Se presentó la situación actual y futura (proyectada a 40 años) de los diversos fondos. Objetivo: dialogar sobre la problemática, pero sobre todo alrededor de posibles soluciones. Eso necesitamos: conocer la realidad, discutir salidas y llegar a acuerdos de cambio, porque aunque ya debimos hacerlo “ayer”, no debe ir más allá de 2025.

Participé en el tema pensiones y las cifras más importantes que nos dieron son... Uno, cuentas 2024 (millones): aportes 3.300, rendimiento inversiones 500, 40 % del Estado 2.600, pago de jubilaciones 6.600, de ahí déficit de 200, pero como el Estado aportará menos del 40 %, se requerirá tomar al menos 800 del patrimonio. Dos, el patrimonio es de 5.700 y se agotará en unos 6 años (pero como no todo es líquido, será en menos tiempo). Tres, la relación entre número de afiliados y jubilados es de 5 a 1 (y en 2060: 2 a 1), pero se necesitaría 8 a 1 para financiar al sistema. Cuatro, la pensión promedio es de 750 al mes (incluyendo décimos, pero sin contar montepíos), y el sueldo promedio de los afiliados es de unos 650 al mes, de ahí el hueco financiero. Cinco, el déficit actuarial proyectado a 2060, sin el aporte del 40 % del Estado, supera los 120.000 millones (estimación porque el IESS incluye una parte importante de ese aporte).

Compartí ideas señalando lo siguiente (la semana próxima el resto de planteamientos):

-Ojalá las discusiones no partan de descalificar a los demás, sino establecer diálogos entre ecuatorianos que piensan quizás diferente, pero todos interesados en un mejor país.

-Implementar una reforma integral: pequeños cambios “milagrosos” no son posibles. Caso contrario, vendrá la “quiebra paulatina” en unos cuatro años.

-“Adaptarse” a la cultura y visiones ecuatorianas, sin perder la necesaria esencia de la reforma.

-Considerar a los jubilados del IESS y a los que no están ahí. Los limitados recursos estatales deben distribuirse para ambos, estando conscientes de que el subsidio al sistema del IESS es regresivo porque ahí están trabajadores de alguna manera más “favorecidos”.

-Respetar los derechos, es decir que la reforma no afecte a los ya jubilados y a los que están cercanos a jubilarse. Propuesta: que se calcule la jubilación como un promedio ponderado entre el nuevo y el viejo sistema, en función del número de años que le quedan para jubilarse. Ello implicaría una transición muy gradual (de 30 años) que facilitaría la reforma.

-Sin duda, mejorar la administración, la corrupción y cobrar deudas, pero no es suficiente.

-Integrar a más afiliados solo genera más caja, pero empeora los problemas futuros, porque cada nuevo llega con su “mochila deficitaria”, ya que el sistema es muy generoso (aunque las pensiones sean obviamente insuficientes en términos de calidad de vida): en promedio y valor actual, el jubilado recibe cinco veces lo que aportó durante su vida laboral.

-Separar los sistemas de salud y pensiones.

Elementos de reflexión más detallados en la parte 2, próxima semana. (O)