El ministro de Finanzas comunicó en sus redes sociales los importantes logros del Gobierno en materia económica durante 2022, resumidos en: déficit fiscal 1,7 %, inflación anual 3,8 %, crecimiento del PIB 3,0 %, colocación de créditos en la economía 15 % más que en 2021, ventas mayores 14 % en 2022.

¿Hay que felicitar a Pablo Arosemena? Sin duda, pero ahora tenemos que preguntarle ¿Quo vadis Ecuador? ¿Cuál es la política económica para 2023-2028? A los empresarios les interesa conocerla para presupuestar ventas e inversiones de capital, tecnología y gastos de personal, al menos, por los próximos cinco años.

Los emprendedores que leen esta columna se preguntarán: ¿qué piensa es lo más importante para la economía –aparte de la inseguridad, inflación e inestabilidad política–, que permita tomar mejores decisiones de inversión?

‘Incertidumbre política que emana de la Asamblea y de seudolíderes que pretenden caotizar a la sociedad golpea la expectativa de los mercados’

En las últimas semanas se elevaron las tasas de interés pasivas, porque según Asobanca, el sistema financiero otorgó muchos créditos, que hicieron crecer el PIB al 3 % anual en 2022; pero la contrapartida es que las captaciones crecieron solamente la mitad y por eso las tasas, tanto pasivas como activas, subieron en enero. En 2023 el crédito se contraerá por el alto costo del dinero.

Cabe preguntar si la proforma 2023 preparada por el MEF contempla las premisas necesarias para subir los ingresos, bajar más el déficit, cancelar las amortizaciones de la deuda externa e interna y pagar lo que se debe a los proveedores privados del estado, en especial de salud, para mejorar la liquidez de la economía.

Si todo pinta bien como se ve en el presupuesto, el riesgo país –alrededor de 1.000 puntos–, comenzaría a bajar, pero no ocurre. Entonces, los analistas económicos de los bancos de inversión como el JP Morgan se preguntarán si se puede confiar en el presupuesto presentado, y si el precio del petróleo se mantendrá con ingresos por $ 3.315 millones, cuando en Petroecuador no tienen balances auditados ni cifras 100 % verificadas, y la producción y reservas probadas a la baja…

En Panamá, la tasa de interés comercial a 1 año plazo es 8 % y la de créditos hipotecarios a 25 años es de 6,5 % anual. Allá hay muchos bancos extranjeros que facilitan la competencia, con leyes que les permiten fijar libremente las tasas por segmento; mientras acá existen varias tasas máximas por segmentos crediticios, que funcionan como techo, restringiendo la concesión de créditos, con tasas de 23 % a 25 % para microcréditos, que impide a las empresas tener bajos costos de financiamiento.

La política financiera debe modernizarse pensando hacia el 2030, con instituciones regulatorias ágiles, porque un banco de desarrollo que da préstamos a 30 años para sembrar teca –que no produce ingresos inmediatos–, no debería tener los mismos controles que los bancos comerciales.

Recordemos que con la nueva Ley Fintech pronto se crearán nuevos medios de pago, transferencias, transacciones en criptomonedas, préstamos digitales en plataformas, que llegarán a más ecuatorianos con mayor facilidad y menor costo, sin necesidad de tener cuenta corriente para acceder fácilmente a servicios financieros. ¿Quo vadis Ecuador? (O)