Imagina que tienes una empresa. No cualquier empresa, sino una con millones de empleados, activos estratégicos en riesgo y un futuro incierto. El nombre de esta compañía es Ecuador S. A., y se enfrenta a desafíos monumentales: un entorno de seguridad hostil, una economía que no termina de despegar y una profunda polarización social. Necesitas contratar a un nuevo CEO. ¿A quién elegirías?

El proceso de selección es crítico. Debe ser alguien que no solo entienda la complejidad del negocio, sino que también tenga la visión y la capacidad para liderar en tiempos difíciles. Sin embargo, cuando miras a los 17 candidatos que se postulan para dirigir esta gran empresa, comienzas a preguntarte: ¿cómo escogemos?

Tal vez lo primero que harías es revisar su historial. En el mundo corporativo probablemente no contratarías a un CEO que ha saltado de empresa en empresa sin lograr resultados significativos. Necesitas a alguien consecuente que haya demostrado su capacidad para enfrentar desafíos y entregar resultados.

Luego examinarías sus condiciones de liderazgo.

Escuché a un reconocido docente y consultor ecuatoriano definir el liderazgo efectivo como la ecuación: “Atributos x resultados”.

Según la revista Forbes, hay cinco atributos que debería tener un líder hoy: adaptabilidad, pensamiento estratégico, inteligencia emocional, pensamiento crítico y liderazgo ético y sostenible, a la que agregaría enfoque al cliente.

Eso llevado a nuestra “empresa” podría interpretarse de la siguiente manera. Adaptabilidad: para enfrentar la volatilidad e incertidumbre de un país, estando preparado para el manejo de crisis, desastres naturales, problemas económicos o conflictos sociales. Pensamiento estratégico: no debe enfocarse solo en los problemas inmediatos, sino tener una visión clara a futuro, diseñar y ejecutar políticas sostenibles considerando las necesidades a largo plazo. Inteligencia emocional: capacidad para comprender y manejar sus propias emociones y las de otros, bajo una presión constante, manteniendo un entorno político más colaborativo y menos divisivo. Pensamiento crítico: capacidad de analizar situaciones complejas desde múltiples perspectivas y tomar decisiones bien fundamentadas. Liderazgo ético y sostenible: integridad, asegurando que sus decisiones beneficien al país de manera sostenible y responsable, sin responder a intereses ajenos a esta motivación. Enfoque al cliente: priorizar las necesidades y aspiraciones de los ciudadanos en todas las decisiones políticas.

¿Cuáles de nuestros 17 postulantes pasarían esa prueba?

Es una elección difícil, pero eso no es todo, a quién escojas finalmente, tendrá otro gran reto, manejar esta “empresa” con la junta directiva (Asamblea Nacional) en contra, entorpeciendo y poniendo zancadillas a quien sea que salga elegido, porque nuestra política nos demuestra cada día que lo que prima es el oportunismo y los deseos particulares de grupos e individuos. ¿Qué más nos tiene que pasar como país para concretar acuerdos de gobernabilidad con una visión de un bien común a largo plazo? Al final, tú eliges. (O)