En los últimos días de un año que termina es común evaluar lo vivido en los 365 días que se van. Las empresas revisan sus balances y el cumplimiento o no de sus metas, las instituciones del Estado alistan sus informes que deben ser públicos. Los demás, como ciudadanos, hacemos un examen del estado del país y sus crisis y nos apresuramos a pensar en posibles soluciones, que podrían ser propósitos de año nuevo. La mayoría de las opciones son complejas y difíciles y algunas serían de largo plazo, entre ellas se menciona mucho la necesidad de una reforma educativa, que sí, es urgente, aunque sus resultados se verán después de algunos años.

‘Nos vamos temprano para evitar las filas del sábado’: las terminales de Guayaquil comienzan con el ajetreo del feriado

Cuando se habla de educación, generalmente se trata del ciclo básico, el bachillerato, la universidad y la necesidad de que existan más instituciones de educación técnica, pero la educación no es solo la institucional, esto es la educación sistemática, que es planificada, con estructura preestablecida de objetivos, contenidos, actividades y métodos y, en consecuencia, intencional.

Existe lo que se llama la educación asistemática, que no es planificada, no sigue un programa específico, no tiene un método determinado, es casual, se da en la vida diaria, en el contacto con la sociedad, no es parte de ningún sistema y, sin embargo, tiene gran influencia en el desarrollo integral de niños y jóvenes que están inmersos en ella. La tiene por acción de presencia y actúa sobre todo en la formación, más que en la transmisión de conocimientos.

Cuando suena el teléfono, el niño atiende y le dice al papá: “Te llaman”, y él le responde: “Di que no estoy”. El hijo aprende que se puede mentir.

(...) pensemos también en el cambio cultural que se requiere para que la sociedad aporte a la formación integral de niños...

Cuando dice: “La maestra me puso mala nota”, y la mamá le contesta: “No te preocupes, es mi amiga, le diré que te suba los puntos”, aprende que si se tiene amigos todo se arregla fácil, con lo que comúnmente llamamos palanca.

Cuando va creciendo y oye en la televisión o en conversaciones de mayores que alguien se enriqueció por las coimas que recibía por asuntos de su trabajo, aprendió que se puede cobrar no solo el sueldo, incumpliendo normas para favorecer a quien pague.

Cuando se entera de que en la fiesta de grado de su compañera no será invitado por su ropa, aprende que los seres humanos son tomados en cuenta por la marca de lo que visten, es decir, por el dinero que tienen.

Cuándo se reanudarán las clases en Ecuador después de las vacaciones de Navidad y Año Nuevo

Cuando ya es ciudadano que puede votar, oye con atención a los candidatos y luego se entera de que nada de lo ofrecido se cumple, aprende que la palabra no es un compromiso que hay que respetar.

Probablemente lo he aburrido, amigo lector, pero como después de las evaluaciones de fin de año vienen los propósitos de año nuevo, me pareció importante que al compartir con ustedes la idea de que hay que hacer una reforma educativa, pensemos también en el cambio cultural que se requiere para que la sociedad, a la que pertenecemos, aporte a la formación integral de niños y jóvenes.

Salud, trabajo y amigos durante el 2024. (O)