Es el titular de una nota del cable internacional que detalla los incendios forestales que azotan a Sudamérica a causa del cambio climático, sequía y crimen. A este coctel indignante se refiere la información.
La agencia de noticias AFP describe la crisis: Entre el 1 de enero y el 26 de septiembre se registraron más de 400.000 incendios en toda la región, según el Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil (INPE).
La ecóloga brasileña Erika Berenguer, investigadora de las universidades de Oxford y Lancaster, afirma que en nueve meses se ha superado el número de focos que se registraron en todo 2023.
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Los Gobiernos de Brasil, Argentina y Ecuador coinciden en que al menos el 90 % de los incendios tiene un origen criminal, aunque no se deja de desconocer el cambio climático.
Los culpables de los incendios forestales
Los incendios forestales se han convertido este mes en un problema regional y, como tal, además de las acciones locales de cada país, hace falta coordinación internacional para atacar problemas de largo aliento, como la sequía y el cambio climático. Si bien el objetivo de desarrollo sostenible (ODS) número 13 impulsa el reconocimiento del cambio climático como asunto primordial en las políticas, estrategias y planes de los países, empresas y sociedad civil, los hechos evidencian que queda mucho por hacer.
La educación y sensibilización de la población requieren mayor potencia. La sola denuncia de que la destrucción forestal y el daño a la calidad del aire por efectos del fuego provocado intencionalmente son motivo de alarma.
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Las acciones para aminorar el cambio climático son obligatorias y no pueden olvidarse cuando se liquidan los incendios. La sequía, de acuerdo con las investigaciones científicas, va en aumento y en ambos casos hay responsabilidad ciudadana y estatal. El tercer elemento en el coctel es la mano criminal que incendia a la región, para ella la ley debe ser implacable como implacable será el planeta si no se frena el calentamiento global. (O)