El calendario aprobado para los comicios del 20 de agosto de 2023 en Ecuador marca la fecha 18 como el inicio del silencio electoral y casi como un hábito se lo ha considerado una etapa que permite un análisis final de las decisiones sin el ruido de la propaganda de los diferentes candidatos, partidos o movimientos políticos.

El silencio electoral está contemplado en el Código de la Democracia 48 horas antes y hasta las 17:00 del mismo día del sufragio. Implica la prohibición de publicidad electoral, información dispuesta por instituciones públicas, opiniones o imágenes en medios de comunicación que induzcan a los electores a una preferencia. Tampoco se podrán hacer mítines o concentraciones en ese lapso.

Las redes sociales no se han sometido a esta disposición, no están controladas por el organismo electoral y tampoco hay un compromiso ético-político al respecto, al contrario, es el canal por el que hasta el final se incita a un voto.

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La reflexión no tiene una fecha definida. Es potestad de cada elector. Ahora restan solo seis días para ir a las urnas a elegir presidente, vicepresidente y 137 asambleístas para completar el periodo para el que fueron elegidos el abolido Legislativo y el presidente Guillermo Lasso, quien decretó la muerte cruzada el 17 de mayo pasado.

En las circunstancias políticas y sociales en que se encuentra Ecuador, el voto consciente, informado, analizado, es invaluable. Los ciudadanos tienen el poder de elegir entre los candidatos al que consideren que hará un mejor ejercicio de poder en beneficio de la sociedad.

A estas alturas ya pueden tener herramientas para la reflexión o tomarse unos días más para el análisis. La apatía debe vencerse, porque en la elección se compromete el futuro. Es deseable que los políticos, esta última semana, prioricen las propuestas y no las riñas y campañas sucias del pasado.

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Al Consejo Nacional Electoral le corresponde el control eficiente para un resultado transparente. (O)