Este año que empieza lo siento como el momento de obligarme a tener el valor para mirar dentro de mí.
Creo firmemente que la vida termina demasiado rápido, aunque vivamos con la arrogancia de quien olvida que somos mortales con fecha de expiración.
Creo que es fundamental volver al silencio, huir del ruido que aturde, para desde la claridad tomar mejores decisiones. El país lo necesita.
Desde el desamparo en el que está sumido Ecuador, escribo estas líneas con poca esperanza de cambio, cobijada en la desazón que me generan las autoridades.
¿Desde qué superioridad moral nos atrevemos a juzgar a quien peca, actúa o disfruta distinto que nosotros?
Cuando vamos solos por la carretera de la vida, es nuestro momento de aprendizaje y reflexión.
Tratar de retener a alguien que quiere irse implica un desgaste emocional que afecta hasta nuestra autoestima.
Es importante soltar la culpa, empezar a perdonar y perdonarnos. Estamos a tiempo, tenemos el resto del año para emprender y cumplir con los propósitos.
Como mi maternidad fue deseada, en los momentos duros recuerdo la ilusión con la que las esperaba y las cosas mejoran.
No todos los días son coloridos ni llevan música para bailar, y lo interesante es comprender que está bien.
Debemos dejar de romantizar el acoso disfrazado de piropo y empezar a normalizar el respeto por el cuerpo de los demás.
¿Qué es lo importante? La respuesta es sencilla: poder ser nosotros mismos viviendo en paz y con libertad.
Es imperativa una actitud optimista frente al porvenir para actuar, y no esperar que las autoridades resuelvan todo.
La gente que vive en paz es así, se le nota en la mirada, no tuitea sobre cosas bonitas, las practica en la vida real.
Mientras nuestra mochila de prejuicios, miedos y vivencias del pasado sea más ligera, podremos avanzar más lejos.
Hay mucho nerviosismo inicial y algunos se toman algo de tiempo porque les cuesta encontrar belleza en sí mismos.
Solo se ama lo que se conoce, así que es importante tener momentos para disfrutar de nuestra compañía.
... me quedo un tiempo extasiada con la inmensidad del mar y con la tranquilidad que me otorga estar ahí.
El primer amor es hacia nosotros y merecemos rodearnos de personas cuya compañía sea edificante.
Los padres son fundamentales en la vida de los niños, nunca les privemos de su compañía bajo ningún concepto.
La vida se va muy rápido y debemos andar ligeros de equipaje para poder movernos con libertad.
Amanecer al día siguiente en casa de mis padres fue un remanso de paz para mi salud física y emocional.
Nunca tengamos pena por el tiempo que estén viviendo los demás. No juzguemos (...) si los otros no viven como nosotros.
Es momento de decidir, recuerde que no votar es dejar que otro decida por usted, no lo permitamos.
Este año es la oportunidad para dar el salto hacia aquellas cosas que hemos pospuesto o creemos imposible.
¿Hasta cuándo lo permitimos? ¿Y si empezamos a educar a nuestras niñas con una visión más acorde con los tiempos?
... la vida en pareja implica aceptar la maleta con las vivencias del pasado que todos cargamos.
Los hijos llegan con algunas misiones en la vida, pero la más importante es convertirnos en mejores personas.
No podemos dejar en manos de terceros nuestra tranquilidad. Es necesario reconocer aquello que podemos cambiar...
¿Hasta cuándo seguimos fijándonos en minucias, como el vestuario, cuando el representante político es mujer?