El viernes conversaba con el estupendo periodista chileno Danilo Díaz acerca de Ben Brereton, esa piedra preciosa hallada por Chile que es la revelación de la Eliminatoria. Nos ilustró: “Un empleado de la federación descubrió que era hijo de una chilena, Reinaldo Rueda vio videos de Brereton, le gustó y fue el primero en establecer contacto con él. Lo convenció de venir a jugar por Chile. No pudo hacerlo debutar porque justo se fue, pero dejó todo arreglado para que viniera”. Luego le comentamos del arquero Brayan Cortés, Montecinos, Marcelino Núñez, nuevos talentos muy prometedores de la Selección Chilena y, sobre todo, de Gabriel Suazo, excelente lateral izquierdo. “Rueda lo convocó cuando Colo Colo peleaba el descenso y eso le deparó ácidas críticas, pero ahora se ve que fue un acierto”. Reinaldo llevó al Mundial a Honduras y a Ecuador, ganó la Libertadores en gran estilo con Nacional. Pero es malo.

Egipto, conducido por Carlos Queiroz, eliminó al local y favorito Camerún y esta tarde disputará la final de la Copa Africana frente a Senegal. Dirigió a seis selecciones, clasificó a tres Mundiales, una con Portugal y dos con Irán (¡Dos con Irán…!), fue entrenador del Real Madrid, mano derecha de Ferguson en el Manchester United, básicamente porque recomendó a Cristiano Ronaldo a los Diablos Rojos (lo revela el mismo Sir Alex en su libro Liderazgo). Pero es malo.

Pekerman ganó tres Mundiales juveniles y transportó a la Argentina y a Colombia a la Copa del Mundo (dos veces). Pero era malo, anticuado.

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Jesurún es malo, los periodistas somos malos, Barranquilla como sede es mala y el público que silba, también. Los únicos buenos son estos cracks fenomenales que van séptimos. Séptimos entre diez... “El profe nos dijo que cuidáramos el cero”, dijo Falcao, empujándolo a las ruedas del tren. Ellos no tienen nada que ver en este asunto de la Eliminatoria. El problema es el profe. El Pibe Valderrama, que sí era crack, se las mandó sin anestesia: “No le meten un gol ni al arco iris”. Y Tréllez fue aún más cáustico: “Banda de muertos”, los apostrofó. Pero para salvaguardar el prestigio (ergo, la cotización), por si no van al Mundial, es importante cargar el fracaso en la mochila del técnico. Y propalarlo: “Está desactualizado”, “perdió el rumbo”, “no transmite nada”, “se le fue el equipo de las manos”… Es posible que se le haya ido, con estos jugadores se va hasta la salud. Están solos frente al arco y la tiran alta, o al cuerpo del arquero, o pifian el tiro. Pero nunca es culpa de ellos.

Decirle a los hinchas de un país que los jugadores de su selección son menos buenos de lo que creen es una afrenta imperdonable. Más vale abuchear el himno o escupir la bandera que no blasfemar contra ellos. Una frase remanida sostiene que “es un crimen perderse un Mundial con los jugadores que tiene Colombia”. ¿Tanto así…?

“Es un plantel lleno de talento”, escuchamos como un clisé. ¿Cómo se expresa el talento…? En la gambeta, en una pared, en una definición exquisita frente al arquero, en un pase milimétrico entre líneas, en un desborde con freno y enganche, en un amague que genere espacios, en un golazo al ángulo, en el entendimiento memorizado de dos o tres jugadores que combinan triangulando, en un gran cambio de frente, en la inspiración. Hay diversas formas. No vimos ninguna de ellas en esta Colombia. Todo es lucha, esfuerzo, marca, confusión -colectiva e individual-, impotencia, futbolistas que quieren y no pueden, puros centros (y mal tirados), falta de ideas. Por eso no elabora fútbol ni genera situaciones de gol. Ni goles. Hay cuatro elementos que sobresalen: Ospina, Cuadrado, Barrios y Díaz. A excepción de este último, que sí es muy hábil, Cuadrado destaca por personalidad y empuje, Barrios por marca y prodigalidad, Ospina es un arquero eficiente y salvador. Díaz brilla verdaderamente en el Porto, Cuadrado es titular y muestra liderazgo en Juventus, y se supone que los hinchas del Zenith están muy satisfechos con Barrios. Se supone, porque no lo vemos. ¿Qué otros destacan en Europa…? ¿Cuáles son figuras de clubes grandes…? Davinson Sánchez es titular o al menos juega casi siempre en el Tottenham y Yerry Mina un poco menos en el Everton, pero no son luminarias. Y Muriel y Zapata, que hacen goles en el Atalanta pero no es la selección.

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Varios cumplieron su ciclo, sobre todo los dos estandartes: Falcao por edad (36 años), James (31 en julio) por una cuestión física; no le da. A lo que se suma un problema adicional para las selecciones que no vayan a Catar: hasta la próxima Copa América, junio-julio de 2024, no habrá actividad oficial, un largo paréntesis de más de dos años que los equipos nacionales deberán mitigar con amistosos. Puede que algunas asociaciones incluso se mantengan inactivas para no solventar contratos millonarios de sus cuerpos técnicos al tener objetivos a la vista. A futbolistas mayores de 31 o 32 años se les complicaría comenzar un proceso nuevo luego de tanto tiempo.

Y aún si conviniéramos que es un grupo muy calificado, hay otras selecciones que también tienen buen material. Brasil, Argentina, Uruguay, Chile y Ecuador están en un nivel superior o igual en potencial. Y, de los de abajo, Venezuela posee doce o catorce profesionales que actúan en Europa o la MLS. No sobresalen porque los engulle la desorganización federativa. De modo que los directores (Queiroz, Rueda) han tenido y tienen responsabilidad en esta decepcionante campaña, pero los actores también. No pueden salir indemnes de esto. Y hay que bajarles el cartel de estrellas, son más famosos que virtuosos y la fama no gana partidos.

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Haya milagro colombiano o no, urge una renovación profunda. Y no hay que tenerle miedo, aunque lleva tiempo. A Argentina le costó tres años salir del caos. Scaloni tuvo coraje y jubiló de la Selección a Banega, Biglia, Rojo, Enzo Pérez, Mercado, Salvio, Fazio, Pavón, Higuaín, Icardi, Benedetto, a los arqueros Romero, Caballero y Guzmán. Probó más de setenta nuevos hasta quedarse con estos treinta de la Eliminatoria. Le costó, pero dejó atrás la anarquía y la mediocridad.

Colombia produce futbolistas en buena cantidad, puede armar otra selección ganadora. Mejor que esta. Que sea buena en la cancha, no solo de palabra. (D)