Sí, amigos futboleros. Tres puntos perdimos en el partido contra el Tribunal de Arbitraje Deportivo (TAS) y la Comisión Disciplinaria de la FIFA por querer hacernos los vivos con el caso Byron Castillo Segura. La Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) no fue nada inocente en el tema. En el interior del organismo plantearon el tema de la nacionalidad sospechosa del marcador de punta mucho antes de que se iniciara la eliminatoria para Qatar 2022.

¿Félix Sánchez Bas es más que el asustadizo Gustavo Alfaro?

Eran tantas las sospechas que la Comisión de Investigaciones de la FEF inició un expediente. Y el 26 de diciembre de 2018, Jaime Jara López, oficial retirado de la Policía, presidente del organismo, emitió un informe sobre la validación de datos de filiación del jugador, concluyendo que Castillo era colombiano. Ya Emelec lo había devuelto por estar flojo de papeles y el propio vicepresidente de la FEF, Carlos Manzur, había opinado que incluirlo en la plantilla nacional era un riesgo. Ese era el criterio de los dirigentes, pero se impuso el reclamo del técnico Gustavo Alfaro, que fue quien forzó la convocatoria y la alineación del lateral en ocho partidos. Extraño el caso, porque en esa eliminatoria eran ciertos dirigentes los que imponían las listas, como ocurrió y sigue ocurriendo con el jugador Kevin Rodríguez. ¿Por qué las dudas sobre su inclusión? Porque antes y hoy se produce antes de jugosas negociaciones entre un club y algún poderoso empresario, postergando a jugadores de positivo presente, como ocurre con el guayaquileño Leonardo Campana, goleador del Inter de Miami, donde ha sintonizado muy bien con Lionel Messi, nada menos.

FEF y LigaPro: Fútbol, hipocresía y cinismo

El clamoroso error de poner la camiseta tricolor a un futbolista de documentación sospechosa provocó el reclamo de Chile. Solo la proximidad de la Copa del Mundo evitó que nos dejaran fuera del torneo, pero no evitó el bochorno de que nos sindicaran de haber incurrido en conducta ofensiva y violaciones de los principios del juego limpio y del Código Disciplinario de la FIFA. Como castigo hemos debido iniciar la actual clasificatoria con tres puntos menos y pagar una cuantiosa multa de $ 123.000. Como muestra de que entre gitanos no se leen las manos, la Comisión Disciplinaria de la FIFA desestimó los cargos contra la Federación Ecuatoriana de Fútbol. Lo que sí queda en firme es que antes de mover el balón el jueves pasado ya la FEF había resignado tres puntos en el partido de la moral.

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La Cortina de Hierro, un recuerdo celestial

Los otros tres los perdimos el jueves en el Monumental de River Plate por un golazo de Lionel Messi de tiro libre que es una de sus especialidades. Nada que hacer para Hernán Galíndez. El mejor jugador del mundo en el siglo XXI se lo marcaba a cualquier arquero del planeta. Lo recalco porque voceros del círculo rosa de la FEF proclaman la “resistencia heroica” de Ecuador y pretenden culpar injustamente al guardameta, cuya actuación sostuvo el cero hasta que Messi mostró la genialidad que lo ha llevado al olimpo.

Enfrentar al equipo campeón del mundo es un compromiso complicado de superar. No solo en lo técnico, sino también en lo anímico. Muchos nombres famosos de brillante trayectoria en clubes de élite, no de segundo nivel, actuando en su propio estadio ante una multitud enfervorizada. Una selección con cinco años de trabajo, perfectamente ensamblada y con la aureola de haber obtenido la Copa América, la Finalísima y la Copa del Mundo. ¿Cómo intentar neutralizar tantos pergaminos?

Sin duda, con precauciones defensivas, con orden, impidiendo la generación de juego rival e intentando quebrar la retaguardia rival con contragolpes veloces y efectivos. ¿Fue eso lo que planteó el técnico Sánchez Bas?

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No, ni un minuto de la contienda. Sin pudor alguno plantó dos líneas de cinco ante la portería de Galíndez. ¿Contragolpes? Nunca, porque para ello se requiere un creador, un jugador inteligente e imaginativo, y ese manejador de situaciones no existe en nuestro fútbol. Aunque no es su posición habitual, en otras épocas se alineaba a Ángel Mena, pero sin razón técnica alguna fue perdiendo espacio por no pertenecer al club que goza de la predilección de los entrenadores de la Selección. Mena, un ídolo en su club en México por sus goles y su creatividad, fue el gran postergado por Gustavo Alfaro, muy apegado a las trincas de vestuario y a los clubes favoritos de los dirigentes.

La fórmula de alinear a cinco defensores supone que al recuperar el balón suben los marcadores con el apoyo de al menos uno de los volantes y el despegue de los delanteros. Nada de eso se produjo en los 90 minutos de juego. Estupiñán –sobrevalorado– tiene poca marca y su mejor virtud es una estampida por la banda. No subió nunca para apoyar los esporádicos despegues de Enner Valencia, el mayor sacrificado de la noche junto con Galíndez. Sin tener apoyo alguno, perdió todos los duelos con el sobresaliente Cuti Romero. Solo una vez alcanzó a poner un pase al centro de la zaga argentina, malogrado por el siempre afortunado Kevin Rodríguez, convocado solo para revalorizarlo y venderlo hace cinco días al Royale Union Saint Gilloise. Si yo hubiera sido futbolista de estos tiempos, habría querido vestir la divisa de Independiente del Valle y tener de mi lado al empresario de Kevin. ¡Qué manera de hacer buenos negocios! Le recomiendo esta iniciativa al manabita Miguel Parrales, 27 años, 1,82 m de estatura y goleador de la Liga Pro con 15 goles en 19 partidos, de cuya existencia no sabe nada el manipulable Sánchez Bas.

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Casi 70 minutos, entre volteadas, revolcones y hachazos de sus volantes, Ecuador mantuvo el cero, hasta que llegó el cometa de Messi que dejó parado a Galíndez, su compañero de infancia en Rosario. Solo eso produjeron Caicedo, Gruezo y Cifuentes. Lo de Caicedo fue decepcionante. Poco en la contención y cero en apoyo.

No mencionamos a Gonzalo Plata, que más que plata es plomo. Un lastre que no aporta nada y que más bien es un estorbo. Caicedo figuró por tres agresiones: dos a Messi y otra a Enzo Fernández. ¿Dónde está el astro de la cifra récord en transferencias en la Liga Premier? Mal en el Chelsea, críticas ácidas de la prensa inglesa, algunos regalitos de la siempre comprometida prensa radial y televisiva nacional que con Sánchez Bas han hablado de una lesión muscular. Si estaba disminuido, ¿por qué se lo mantuvo en la cancha?

Hay quienes muestran la careta del compromiso con los dirigentes, el técnico y los jugadores, y han dicho que el rendimiento de nuestra Selección fue “magistral”. Conforme nuestra línea periodística, nos despegamos de esas babosas opiniones. Tampoco aceptamos que “jugamos de igual a igual con los campeones del mundo”. No es cierto. Argentina buscó el partido desde el minuto uno y nosotros optamos por resistir. Nunca buscamos seriamente el marco de Martínez. Dos tiros muy débiles de Valencia y uno acaso en broma de Kevin Rodríguez fue lo único que intentamos.

Ahora viene Uruguay, en casa y en la altura, con jugadores que actúan en el llano. Tal vez intentemos algo más decente que lo que mostramos en Buenos Aires. (O)

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