Novak Djokovic acaricia otro pedazo de gloria este domingo en la final del US Open, donde puede igualar el récord histórico de 24 títulos de Grand Slam. Su rival, en un guiño de la historia, volverá a ser Daniil Medvedev, quien le asestó en ese escenario una de sus derrotas más traumáticas.

El ruso, que el viernes destronó a Carlos Alcaraz y arruinó la final más esperada por los aficionados, tumbó a Djokovic en la final de 2021 cuando el serbio estaba a punto de completar un pleno de cuatro trofeos de Grand Slam ese año, una hazaña que ningún tenista masculino logra desde Rod Laver en 1969.

Sobrepasado por la presión y las emociones, Nole ofreció su peor versión en el peor momento y sucumbió en sets corridos ante un implacable Medvedev. Antes incluso de rendirse, Djokovic lloró amargamente en el banco cubierto por una toalla.

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Desde entonces, el gigante de Belgrado ha mantenido su demoledor nivel y adelantado en la carrera histórica por los Grand Slam al español Rafael Nadal, que se ha quedado en 22 y prepara la retirada del próximo año.

A sus 36 años, Djokovic no ha faltado a una sola final grande este curso, elevando trofeos en el Abierto de Australia y Roland Garros y cediendo solo el de Wimbledon ante Alcaraz, su nuevo gran adversario.

La derrota ante el prodigio español, que necesitó de cinco memorables sets para batir al maestro, evitó que alcanzara entonces los 24 títulos grandes de Margaret Court, el récord histórico del tenis. También impidió que Djokovic pueda repetir la gesta de Laver el domingo en Nueva York.

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A diferencia de 2021, donde su cuenta atrás hacia esa marca monopolizó toda la atención, Nole ha tratado esta vez de afrontar el torneo como una oportunidad más de agrandar su legado.

“Cada vez que estoy en una final de Grand Slam es otra oportunidad para hacer historia. Soy consciente de ello, y por supuesto estoy muy orgulloso”, recalcó Djokovic tras batir en semifinales al estadounidense Ben Shelton, 16 años menor.

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“No tengo mucho tiempo ni me permito demasiado pensar en la historia”, apuntó. “Cuando lo hice en el pasado, como en la final de 2021, me sentí abrumado por la ocasión y rendí por debajo de mis posibilidades”.

“No quiero que vuelva a ocurrir, e intentaré centrarme en lo que hay que hacer y prepararme tácticamente para ese partido”, advirtió.

En esa misma conferencia de prensa, Djokovic aseguró que su impresionante estado de forma le impide siquiera hacer planes para la jubilación.

“La edad es solo un número”, repite. “No quiero ni siquiera considerar pensar en un final si todavía estoy en la cima del juego”.

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El serbio, que desbancará el lunes a Alcaraz del número uno mundial, acumula una racha de 33-1 en Grand Slam desde su derrota ante Nadal en los cuartos de Roland Garros de 2022.

También es el único jugador en llegar a diez finales en dos torneos grandes distintos. Pero si en el Abierto de Australia ha sido infalible en esas oportunidades, Nueva York es el escenario de sus mayores decepciones conformándose hasta ahora con tres trofeos (2011, 2015 y 2018).

Entre Djokovic y el récord de Court se plantará el domingo Daniil Medvedev, quien reclamó su lugar en la mesa de los grandes del circuito parándole los pies al meteórico Alcaraz.

El ruso, de 27 años, vengó las dos rotundas derrotas encajadas este año ante el español y se instaló en su quinta final de Grand Slam.

En Flushing Meadows celebró su único éxito en 2021 y cayó en otra final en 2019 ante Nadal.

“Si pierdo el domingo, habrá sido un buen torneo, pero voy a estar muy decepcionado. Así es el tenis”, adelantó el ex número uno mundial antes de elogiar a su adversario.

“Novak, cuando pierde, nunca es el mismo después”, señaló. “Él es diferente. Tiene una mentalidad diferente. Por eso tiene 23 Grand Slam y no sé cuántos Masters 1000 y semanas en el número uno”.

“Tengo que pensar que va a ser diez veces mejor de lo que fue aquel día. Y yo tengo que ser, si quiero seguir ganándole, diez veces mejor de lo que fui”, admitió.

Pero Medvedev, que ha ganado cinco de sus catorce duelos con Djokovic, es a su vez un rival extremadamente peligroso para Djokovic, especialmente sobre pistas rápidas como las de Nueva York, como constató el viernes Alcaraz.

El tenista de Moscú posee el mejor registro del año en victorias (38) y trofeos (4) en cancha dura, la superficie que extraña como nadie en el resto de la temporada. (D)