Colin Farrell es una de las estrellas más populares de Irlanda y su trabajo en la pantalla grande necesita poca presentación; su último reconocimiento, recibido recién ayer, es el de mejor actor en los premios Globos de Oro 2023, por su interpretación en The Banshees of Inisherin o Los espíritus de la isla.

Con papeles en todo tipo de películas, desde éxitos de taquilla de Hollywood como Minority Report: Sentencia previa, Miami Vice y Animales Fantásticos y dónde encontrarlos, hasta aclamadas películas independientes como Tigerland, Loco corazón y El sacrificio del ciervo sagrado, la carrera de Farrell ha recorrido un enorme espectro y despertado el interés de directores como Yorgos Lanthimos, Steve McQueen y Terrence Malick.

Brendan Gleeson también es una gran estrella internacional. Ha cosechado tres premios IFTA, dos premios British Independent Spirit y un Primetime Emmy por su extraordinaria carrera. Los fans de Harry Potter reconocerán a Gleeson por su papel de Mad Eye Moody en la exitosa franquicia. Además, entre otros de los créditos cinematográficos de Gleeson se incluyen Corazón valiente, Michael Collins, El precio de la libertad, Pandillas de Nueva York y La tragedia de Macbeth. Su papel de Winston Churchill en la serie Into the Storm le valió a Gleeson un premio Emmy.

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En 2008 nació una inolvidable dupla en la pantalla grande cuando Farrell y Gleeson protagonizaron juntos la película que significó el debut cinematográfico de Martin McDonagh, Escondidos en Brujas. Ambos actores interpretaron a dos sicarios que son enviados a Bélgica para mantenerse en las sombras después de que un trabajo sale mal. Oscura, mordaz y desopilante, Escondidos en Brujas estableció la voz cinematográfica de McDonagh, lo hizo acreedor de una nominación a los premios Oscar a mejor guion original, y Farrell y Gleeson obtuvieron el elogio de la crítica. Además, Farrell fue galardonado con un Globo de Oro a mejor actor.

Farrell volvió a trabajar con McDonagh en 2012, cuando protagonizó Siete psicópatas, y ahora, 14 años después de Escondidos en Brujas, vuelve a reunirse con McDonagh y Gleeson para protagonizar Los espíritus de la isla.

La película sigue a un despreocupado granjero llamado Pádraic (Farrell) cuya mayor alegría en la vida es tomarse una cerveza en el pub de la isla con su amigo de toda la vida Colm (Brendan Gleeson). Pero cuando Pádraic un día va a buscarlo, Colm lo ignora completamente y Pádraic descubre que su viejo amigo quizás no sea tan sensible como una vez creyó. Herido, confundido y quizás un poquito enojado, Pádraic hace enormes esfuerzos por habituarse al cambio en su rutina diaria, mientras los demás habitantes de Inisherin sufren el impacto del cisma que se ha abierto en medio de ellos.

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¿Qué sienten al recibir un nuevo guion de Martin McDonagh en su bandeja de entrada?

Brendan Gleeson: Es una de esas cosas que esperas. La primera vez que trabajé con Martin fue en un cortometraje, y me acuerdo de que en ese entonces le pregunté si lo que quería hacer era dirigir su propio material. Y él me respondió: “¿Querrías que alguien más dirigiese lo que tú escribiste?”. Tenía una precisión muy clara y un gran control sobre lo que había concebido en el guion. Una claridad que estuvo allí desde el primer momento. Y se marchó a casa con un Oscar por ello. Era un cortometraje brillante, contado de una manera brillante, increíblemente audaz y al que no le faltaba nada.

Yo conocía el trabajo anterior de Martin. Mi hijo, Domhnall, había trabajado en The Lieutenant of Inishmore. Y yo había ido a ver la trilogía Leenane completa en un solo día. Ese día fue uno de los mejores momentos de mi vida. El mejor día de mi vida. Yo tenía un poco de temor de ir a ver tres obras seguidas, y salí no solo eufórico, sino también atónito. Así que, en cualquier caso, siempre había querido trabajar con él. Cuando llegó el corto, mantuvimos una charla realmente interesante sobre eso. Y luego Escondidos en Brujas fue un verdadero sueño y me conectó con Colin.

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Sabía que esta película se estaba gestando, pero los tiempos de una película siempre son delicados. El covid incluso se interpuso en un momento dado. Nunca sabes realmente si saldrán hasta que no estás finalmente allí afuera, y aún ahí, hasta que el material no entra en la sala de edición.

Pero este guion era emocionante. El personaje de Colm, su evolución llega a ser muy palpable, era un desafío enorme. Realmente, no podía esperar a hacerla.

Cuando llega uno de sus guiones, me hace acordar a cuando mis hijos estaban apasionados con Harry Potter. Solían comprar dos libros porque no podían esperar a que el otro lo terminara de leer. Se sumergían en los libros y desaparecían hasta no haberlos terminado. Y eso mismo me sucede con los guiones de Martin. Con este, sencillamente desaparecí. Entras en estos mundos que son tan emocionantes. Y, además, volver a reunirme con la banda de Escondidos en Brujas fue extraordinario.

Colin Farrell: Martin me había enviado una versión de esta historia seis o siete años atrás. No recuerdo cómo se llamaba en ese entonces, ni muchos detalles, pero Martin ha estado rumiando una versión de esta historia todo este tiempo, si no más. Ciertamente en ese momento era muy diferente.

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“Quería escribir algo sobre dos amigos que se distancian. Quería volver a reunir a Colin y a Brendan. Creo que la gente realmente los ama como dupla".

Martin McDonagh

Esta versión surgió más o menos un año antes de comenzar a rodar, y estaba muy cambiada, si bien ambos eran guiones extraordinarios. No soy el primero que lo dice, pero Martin es un guionista extraordinario. Y digo que no soy el primero porque a esta altura es algo bien sabido; y cualquiera que conoce su trabajo como espectador se ha deleitado con sus películas y obras. La gente en la industria, los críticos de cine y teatro. Es reconocido como una de las voces más extraordinarias del cine y el teatro. Como actor siempre estás buscando algo único, y que tenga una voz y una manera única de articular ideas y sentimientos, personajes, mundos enteros.

Es realmente maravilloso cuando te topas con un guion que establece todo un mundo, y todo un orden dentro de ese mundo. Además de una escritura que tiene un sentido de la estética en las páginas del guion. Los espíritus de la isla presenta un mundo extraordinariamente diferente a todo lo que viví, e incluyo aquí los otros dos mundos que exploré con Martin en Siete psicópatas y Escondidos en Brujas. El ADN común a todos, por supuesto, es la increíble articulación de ideas, pensamientos y emociones de Martin, y ese punto de encuentro entre la comedia y la tragedia. Capta lo oscuro que puede ser el mundo a veces, y que, dentro de esa oscuridad y ese dolor, con un poquito de objetividad –algo claramente difícil cuando estás en medio de la pérdida o el dolor– puedes hallar un sentido del humor.

Además, no es malintencionado. Esa es una de las cosas que adoro de la escritura de Martin; no tiene malicia. Algunos de los personajes, por supuesto, pueden ser increíblemente malvados y crueles. Algunos hechos pueden ser inaceptables. Pero nunca hay una malicia por parte del escritor, en la voz de la obra.

Esta película no es maliciosa, pero se puede decir que el tono entre sus personajes es decididamente menos amistoso que lo que era en Escondidos en Brujas.

Gleeson: Sí, para decirlo en forma suave. Fue áspero, muy duro. Lo interesante a la hora de hacerlo fue que Colin y yo nos conectamos de un modo increíble en Escondidos en Brujas, y yo me preguntaba si habría algo del guion en este sentido que aprovechara nuestra relación fuera de la pantalla. Pero fue de algún modo liberador comprender que no hacía falta hacer eso para meterte perfectamente en el personaje. Ya me había sucedido antes que alguien venga y sencillamente no te hable.

Farrell: Yo estaba un poco nervioso de que fueras a estar más distante. Un poquito.

Gleeson: ¿Sí?

Farrell: Sí. Me lo preguntaba. Sabía hacia dónde iba a ir Brendan, y tenía un pálpito sobre cómo estaba enfocando el guion, como esta montaña que él quería escalar y que era importante que escalara. Como lo era para mí, y lo era para todos nosotros. Así que no estaba del todo seguro. Tenía un poquito de nervios.

A los cinco segundos estaba fascinado. Y aliviado. Como bien dijiste, algunas personas suelen procesar las cosas de esa manera, necesitan tener ese espacio. Y si alguien hace eso un día, lo entiendes. No voy a ir y empezar: “¿Podemos dejar de actuar? ¿Nos damos un abrazo?”. No estoy tan necesitado. Pero me gustó que pudiéramos llegar a esta separación desde un lugar similar al que compartimos al hacer Escondidos en Brujas, que para mí fue un lugar de hondo respeto, afecto y, en última instancia, amor. Porque realmente era algo que estaba en juego y que podría haberse perdido en el camino. Esta película es de hecho Escondidos en Brujas 10 años más tarde, pero ambientada 90 años antes. Se trata de un amor y un afecto parecidos, pero sobre lo que sucede después de eso, el lado oscuro, la pérdida de eso.

Gleeson: Ese proceso de cada uno es interesante y hay personas que necesitan adentrarse en ese costado oscuro y otras a las que les parece una tontería. Yo prefiero trabajar con gente que se esfuerza por entrar en la misma sintonía, desde cualquiera de sus propias perspectivas. Recuerdo decirle a Colin cuando entró: “¿Necesitas que pongamos esa distancia?”. Durante el día es diferente, porque siempre surgen momentos.

Farrell: Sí, había días en los que yo estaba apartado en un rincón, o tú te apartabas. Todo eso estuvo bien.

Gleeson: Estuvo bien, sí. Pero no tienes que ignorar a un actor durante todo un proyecto porque tu personaje no se lleva bien con el suyo en la película.

Farrell: No estás creando líneas de conducta en la arena y enviando señales psicológicas todos los días.

¿Cómo describirían a la comunidad de Inisherin?

Farrell: Cada uno está loco a su manera. La película está ambientada en esta isla, pero sea que transcurriera en una isla o en una ciudad, es típico de todos los trabajos de Martin McDonagh establecer este grupo de personajes en donde todos tienen su propia narrativa y su propia evolución. Todos encarnan ciertos arquetipos, y son reunidos para crear un poco de caos, pero no se trata del caos por el caos mismo. No se trata de momentos o temas oscuros porque sí.

No sé de dónde le surge esto a Martin. No estoy seguro siquiera de que él sea consciente de ello. Pero al reunirlos, se da algo profundo y conmovedor en medio de la locura y la anarquía. Su material es gracioso, y tiene una cualidad anárquica. Pero creo que resiste el paso del tiempo porque es conmovedor y nos sentimos identificados. No estamos solo contando la historia de este grupo de personas en una isla. Estamos contando la historia de seres humanos e indagando en temas de lealtad y amistad. De separación y soledad. De tristeza, muerte, dolor y violencia. Y todos estos temas son, a veces desafortunadamente, sentimientos muy humanos con los que todos nos podemos conectar, y que nos tocan a todos, si no directa, al menos indirectamente.

Hay numerosas zonas moralmente grises a lo largo del guion, no solo entre Colm y Pádraic sino también dentro de toda la comunidad de la isla. ¿Les pasó de encontrarse discutiendo en el set sobre lo que significaba?

Gleeson: Ensayamos todo el guion, lo cual es algo extraordinario. Es algo que hace Martin y que no todos tienen la facilidad o las ganas de hacer. A lo largo del ensayo, pulimos ciertas cosas, por ejemplo, cómo era nuestra relación antes de los acontecimientos de la película. Establecimos varias historias de fondo diferentes dentro de eso, tratando de resolver hasta qué punto había una relación estrecha allí. Supuso que yo encontrara mi propio fundamento para lo que hace Colm durante toda la película, y qué lo podría haber llevado a él a decir las cosas que dijo para librarse de esta relación.

¿Qué te apasiona de trabajar con Martin McDonagh?

Farrell: Es pícaro y tiene un corazón maravilloso. Es descarado, pero tiene un apasionamiento. Puede entusiasmarse tanto con ciertas cosas, pero al mismo tiempo es sumamente serio y persigue con tal fervor lo que quiere, y sabe lo que hace falta para conseguirlo. Se expone allí afuera. Pone todo de sí en su trabajo, y luego en capturar la obra sea en el escenario, en la sala de ensayos o en la película como autor y director al mismo tiempo.

De hecho, creo que es ese disfrute –esta sensación de vértigo y diversión sostenida por una honda y sincera ternura y compasión– lo que hace que, con todo lo descabellada que puede llegar a ser su obra, sea tan increíble y esencialmente fácil de identificarnos con ella. Te ves a ti mismo en sus historias. Y no es la primera persona que mezcla la comedia con la tragedia, pero es tan hábil para mezclarlas constantemente, a cada momento, y entretejerlas en una misma escena. No es que una escena es triste y la otra, alegre. A veces puede cambiar en una misma línea de diálogo, y puede pasar de ser desopilante a dolorosamente triste o conmovedor en un pestañeo.

Su sentido del tono para mí es sorprendente, porque por supuesto que es subjetivo. Lo que a una persona le puede parecer conmovedor a otra le puede parecer cómico, y viceversa. Pero con su material, es un maestro a la hora de manejar eso, y es brillante, realmente.

Martin sabe lo que quiere, pero al mismo tiempo es muy abierto. Su escritura tiene un ritmo muy particular. Lo que escribe tiene una musicalidad… Pero no es una regla que debes seguir. Por momentos te alejas y luego regresas, o puede que tengas una intuición y él querrá que la explores. Luego quizás él tenga una intuición en base a lo que hiciste en la toma anterior, y te pedirá que explores eso. Es un proceso realmente maravilloso y motivador. Siempre quieres sentirte motivado por la obra.

Además, tiene un ojo increíblemente cinematográfico, el cual, si puedo ser enfático sin ser imperativo, creo que ahora lo siento más que en las otras dos películas que hicimos juntos. Tiene una mayor seguridad, pero no ha perdido nada de la sensibilidad que siempre tuvo. De hecho, su aplomo lo ha ayudado a abrirse más y a interesarse aún más por lo que los demás pueden aportar a la obra. (E)