‘El chico y la garza’, de Hayao Miyazaki, se proyecta en el Festival de San Sebastián, así como ‘Dispararon al pianista’, de Fernando Trueba y Javier Mariscal

El cine de animación desembarcó con ímpetu estos primeros días en San Sebastián. Desde la ceremonia de inauguración de la edición 71 del Zinemaldia, Hayao Miyazaki, el maestro de la animación japonesa, recibió el Premio Donostia desde Tokio poco antes de la proyección de El chico y la garza / Kimitachi wa dô ikiru ka, que se suponía que sería su despedida, agigantando su leyenda.

A través de un video, el oscarizado realizador de 82 años agradeció efusivamente al festival “por el honor de recibir este prestigioso reconocimiento”. De este modo excusó su ausencia en el certamen señalando que se encuentra sumergido en nuevos diseños para el Ghibli Park, el parque temático ubicado en la localidad de Nagoya y que se centra en la filmografía del estudio que fundó junto con Isao Takahata en 1985.

El director del festival, José Luis Rebordinos, fan de su obra, trabajó por meses para evitar que otro certamen lograra su estreno europeo. “Debía ser aquí en San Sebastián”, aseguró. “Y es que el contenido profundo de sus historias va acompañado de una maestría en su puesta en escena y de una propuesta artística de gran belleza. Ha creado mundos con personajes que nos hacen soñar y viajar al interior de su mente, la mente de un hombre inteligente, de una imaginación extraordinaria que con su cine nos hace un poco mejores”, enfatizó Rebordinos. Hizo también referencia a la primera vez que vio una de sus películas: “Me emocionó, y en pocas ocasiones ha conseguido eso una película”.

Para resaltar aún más la genialidad del género de animación, el certamen recibió ayer con grandes aplausos a Fernando Trueba y a Javier Mariscal, quienes después de una década de trabajar juntos en Chico y Rita (2010), se reencuentran para deleitarnos con su magistral Dispararon al pianista. Esta entrega que reúne por segunda ocasión a estos dos grandes del cine español se basa en entrevistas realizadas por ambos durante casi cinco años en torno al pianista brasileño Francisco Tenório Jr.

El documental animado, un musical con tintes de thriller político, se centra en la vida del talentoso músico, innovador de la bossa nova, desaparecido misteriosamente en Argentina en 1976, días antes del golpe de Estado militar.

”Descubro a Tenorio Jr. en el 2004, cuando estaba rodando en Brasil. Estábamos comprando discos y lo escuché por primera. Era un pianista desconocido, así que comencé a escarbar y, poco a poco, al buscar más material sobre él y no encontrar, me di de frente con su caso de desaparición. Para entonces el internet no aportaba mucha información, y no tenía claro lo que había pasado. Decidí comenzar a hacer entrevistas queriendo hacer un documental, a ver si se desarrollaba la historia. Así reuní una pequeña delegación brasileña y fue el punto de partida para organizar todo. Buscamos personas y lugares durante años en los que entrevistamos a 150 amigos, conocidos de Tenorio”.

”Luego de rodar Chico y Rita, pensamos en que esta nueva película podría ser una animación, y cada día la idea iba tomando más cuerpo. Se lo comenté a mi productora y a Xavi (Mariscal) y les fascinó. Al final la idea de animación se impuso”, manifestó entusiasmado Trueba frente a la prensa. ”Para fines de los 50, ya no quedaba ninguno de los bares donde tocó Tenorio, pero con la animación los podíamos reconstruir”, prosiguió el cineasta, y añadió: “Si haces un documental sobre un desaparecido, se puede convertir en una sucesión de bustos parlantes; pero si lo haces en dibujos, lo podemos apreciar tocando su piano, con su familia, con sus hijos”.

“Hay ocasiones en que la ficción supera a la realidad. En la película se habla mucho de historia, de política, de memorias y de un personaje en particular, y casi sin haberlo buscado, ahí está el cine, ahí por debajo. Y va a la par de la música. Por un lado están Truffaut y la Nouvelle Vague, y por el otro tenemos la bossa nova y a Frank Sinatra. Movimientos que son contemporáneos, que cambiaron la historia de la música y el cine y esa sensación es la que queda en la película”, afirmó Trueba.

El actor norteamericano Jeff Goldblum, que ya había trabajado con Trueba en la película El sueño del mono loco (1989), es la voz de Jeff Harris, un periodista de Nueva York al que le proponen escribir un libro basado en un artículo suyo que celebra los 50 años de la bossa nova.

Mariscal, por su parte, recalcó que “trabajar con Fernando es un regalo, tiene una cultura y una memoria brutal”. Señaló que Trueba disponía de entrevistas muy realistas donde lo más importante eran los audios y había que arriesgarse. “Me gusta botarme al precipicio y descubrir caminos nuevos. Si hay que botar a la basura 200 fotogramas, no importa. Nos quedamos solo con los que tienen más fuerza”. Añadió además: “Lo que hice fue estirar los fotogramas, cambiarlos, tocarlos, para que fueran al ritmo de la música”, aunque reconoció que pudieron haber utilizado inteligencia artificial, pero no es animador, solo sabe manejar Photoshop.

Por ello recurrieron a Marcelo Quintanilla, gran dibujante, quien logró captar la esencia de los personajes y el contexto con gran sensibilidad y elegancia, definitivamente.

En esta edición, además, hay un filme animado en competencia (los dos citados no concursan), el español El sueño de la sultana, de la donostiarra Isabel Herguera, que se presentó el domingo. (E)