Festival de San Sebastián: ​‘Juzgados por una dictadura, pero mantenidos presos por una democracia’

La 70 edición del Festival de Cine de San Sebastián fue inaugurada con una ovación a la historia carcelaria Modelo 77 de Alberto Rodríguez y Rafael Cobos, quienes han venido contando a través del cine historias españolas por más de veinte años. Definitivamente, las cárceles siguen siendo un escenario con tremendo potencial cinematográfico.

“Nos llamó la atención la fuga de 45 presos en el 78, luego de la existencia del COPEL (Coordinadora de Presos en Lucha) de la cárcel, que es donde todo el mundo se separa y la identidad te la borran. Entonces un día resultan unirse y 200 personas se cortan las venas para que entrara la prensa y poder contar sus condiciones de vida. Eso ya era increíble. Ellos persiguieron lo imposible, que la gente se uniera en una cárcel que funcionó hasta el 2017. Esta es una historia en la que hemos estado trabajando desde el 2005″, comentó su director, el sevillano Alberto Rodríguez.

“El contexto de la historia es un momento en el que el país podía aspirar a cualquier cosa porque estábamos en un límite entre dictadura y democracia y que la historia sea contada desde el interior de una cárcel tuvo mucho significado”, señaló.

Modelo 77 sigue a Manuel, un joven contador, encarcelado y pendiente de juicio por malversación de fondos, que se enfrenta a una pena de seis a ocho años, totalmente desproporcionada por el delito cometido. “Junto a su compañero de celda, Pino, se une a COPEL, un colectivo que lucha por los derechos de los presos comunes y la amnistía. Estalla una guerra por la libertad que pondrá de rodillas al sistema penitenciario español. Si las cosas están cambiando afuera, tendrán que hacer lo mismo adentro”.

“Esta es una película dura, un drama carcelario que habla de libertades, donde terminó llegando a la cárcel el grito de una sociedad, una cárcel reflejo de la ciudad”, dijo Rodríguez.

“Resultó llamativo que en plena transición política se produjera esta fuga. Empezamos a documentarnos y llegamos a COPEL, el sindicato de los autodenominados presos sociales, después de que les otorgaran amnistía a los presos políticos. Ellos decían, con cierta razón, que les había juzgado una dictadura, pero les mantenía presos una democracia”.

Para Miguel Herrán, el joven protagonista (reconocido por interpretar a Río en la serie Casa de Papel), “es verdaderamente sorprendente conocer a uno de los presos, en este caso a Daniel Pons que estuvo en esta cárcel y ver reflejado en su cara todo lo que han vivido, años de lucha y desesperación. Hablar con él fue muy enriquecedor, porque te pones frente a alguien que te cuenta al detalle todo lo que ha vivido, y hasta cómo luchaba con las ratas por la comida. Y hoy a sus casi 80 años aún sigue luchando por los derechos de los presos, buscando un cambio. Esto es un proceso largo y creo que no vamos por mal camino, es gente que sigue con esta lucha, nos recuerda que hay personas que no tienen ni voz ni voto, pero que no suelen ser escuchadas, de las cuales no conocemos su contexto. Esta es una oportunidad para cambiar el sistema penitenciario que tenemos, porque no reformamos, solo castigamos”, dijo.

Hablando sobre la comedia de la película, Rodríguez dijo: “El humor es inherente del ser humano, hace falta para vivir. No quería personajes estereotipo, sino que el espectador los sintiera como seres humanos, entonces de esa manera el humor buscaba aparecer de manera natural”.

En este mismo tema, el guionista Rafael Cobos añadió: “El humor es una herramienta fantástica, sirve para potenciar lo dramático de la vida y era perfecto para esta película tan dura y tan frontal para que el mensaje entre mejor, tenía que tener esta escapatoria. Incluso la escena de la gallina es bastante real, dicen que hay hasta fotos de ese momento.