Este es un chef al que vale seguir. Su gastronomía siempre me ha impresionado. Juan Carlos Ordóñez hizo una de las cenas más memorables de la Chaine des Rotisseur, la cofradía gastronómica más importante del mundo, muy activa en Guayaquil hasta la pandemia; hace aproximadamente una década.

Siendo parte del staff del Hotel Oro Verde, fue el chef ejecutivo con el que abrió Casa Julián, colocándose muy rápidamente en aquella época entre los mejores restaurantes de la ciudad.

Estando a cargo ahora de la cocina de un grupo con varios hoteles en el país, decidí ir a probar Magnolia, el roof top del Hotel Wyndham Garden.

Debo confesar que los centros comerciales y los hoteles no son mis sitios predilectos para buscar restaurantes donde comer. En Guayaquil, salvo por el Hotel Oro Verde y el Hilton Colón, que tienen muy buena gastronomía desde sus inicios, la hotelería en general no ha hecho gala de grandes aportes en este sentido, con otra excepción, del Fortín y la Canoa del Hotel Continental, en su momento, hace ya mucho.

Magnolia es un sitio agradable. Como roof top, no impresiona. No es un lugar por el que me desviaría de la ruta, aunque lo consideraría si estoy en sus derredores. Tiene una vista panorámica de la ciudad, con un bar central y un espacio acondicionado a modo de cafetería.

La carta es nikkei. Es sorprendente la cantidad de oferta de este tipo de cocina, siendo la de mayor crecimiento en la ciudad en los últimos años.

Probamos el popcorn chicken Asian style, cubierto con salsa BBQ coreana y con lo que, me pareció, era mayonesa con siracha y semillas de sésamo. Un buen entremés para tomar con cervezas en una conversación entre amigos, o viendo un partido en la pantalla del bar.

Luego probamos un Magnolia roll. Con aguacate, camarón crocante, coronado con calamar y tuna crocantes, en salsa acebichada. Es un roll producto de la fusión peruana con la cocina japonesa, bien logrado, pero similar a lo que encontramos en el mercado guayaquileño.

El último plato fue una carne asada con fetuccini a la huancaína, un típico plato peruano. La carne estaba marinada con chimichurri de finas hierbas de muy buena calidad, y la salsa huancaína, perfecta. Esta es una de las salsas icónicas del Perú, a base de ajíes amarillos, cebolla colorada, ajo y queso. Espesa y muy palatable.

La carta de Magnolia es amplia, aunque se nota que como en todos los hoteles, sus precios, sobre todo en los licores, están por encima del promedio del mercado.

Magnolia es un sitio agradable y con una cocina superior al promedio de las cafeterías de su tipo, que se puede disfrutar si está en el sector. (O)