Después de su triunfo en el Festival de Venecia, Fue la mano de Dios ha llegado a Netflix, que se ha convertido en la marquesina de cine más pluralista de todas las plataformas del streaming. Y bienvenida sea: dudo que esta visión autobiográfica de Paolo Sorrentino, el más importante de los realizadores contemporáneos, especialmente por esa obra maestra que fue La grande bellezza y otras más, llegue a salas locales (lo digo con humildad, solo es lo que pienso).