Las dos primeras acepciones del verbo vaciar se refieren a ‘dejar vacío algo’. Según esto, se puede vaciar cualquier receptáculo, cavidad o recipiente; por ejemplo, el contenido de un frasco, lo que está dentro de una cartera, de un cajón, etc.: «Hay que vaciar el estudio antes de remodelarlo»; «Vacía tu mente de pensamientos negativos».
También es factible el uso de vaciar con el sentido de ‘formar un objeto’, como en este ejemplo: «Vació escayola (yeso fino calcinado) en los moldes para hacer figuritas navideñas».
Se emplea, asimismo, con el significado de ‘dejar algo hueco’: «El chef vació el pavo para adobarlo e introducir el relleno navideño». Entre sus acepciones también están ‘desembocar’, ‘pincharse un neumático’: «En el río Guayas vacían algunos afluentes»; «Llegó tarde porque se vació un neumático de su automóvil».
Además de estos sentidos, debemos tener claro que el verbo vaciar es el que se recomienda en la Nueva gramática de la lengua española. No usemos la forma vacear, que se ha creado por ultracorrección: cambia la terminación correcta -iar por -ear.
El modelo de conjugación de vaciar es enviar. En consecuencia, así como decimos yo envío, tú envías o él envía (no yo enveo, tú enveas, él envea), para el caso del verbo vaciar hay que aplicar el mismo paradigma: yo vacío, tú vacías, él vacía (no yo vaceo, tú vaceas, él vacea).
En conclusión, el contenido de un recipiente no se vacea, ¡se vacía! No obstante, ustedes tienen la última palabra… (F)
FUENTES:
Diccionario de la lengua española, Diccionario del estudiante, Diccionario de americanismos y Nueva gramática de la lengua española (versiones electrónicas), de la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española.














