La última exposición registrada del pintor Oswaldo Guayasamín (1919 - 1999) en Guayaquil fue hace 50 años, recuerdan los integrantes de la Fundación ProArte. Por ese motivo, la institución ha preparado la exposición ¡50 años después! con la cual brindan acceso al público guayaquileño al legado del maestro ecuatoriano que guardó gratas memorias ilustradas de sus visitas al Puerto Principal.
Lo especial de la muestra es que por primera vez se presentan obras del artista quiteño que nunca antes habían sido expuestas. Son piezas propiedad de sus hijos, representados por el mayor, Pablo Guayasamín, “un museo viviente” de la producción de su padre.
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“Él vino acá (a Guayaquil), nos habló de cada cuadro, de él, de lo que él recordaba cuando su papá pintaba, del significado de cada obra. Él es un museo vivo”, resalta Sébastien Mélières, vocero de la exhibición que estará abierta hasta el 31 de mayo en la Galería Piece Of Cake (Plaza Moderna, Samborondón).
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Un total de 24 cuadros componen la muestra y de cada uno los asistentes conocerán su historia, su trasfondo. “La que más me llamó la atención son las obras que hizo antes de que entre al Bellas Artes. Tenemos una obra de él cuando tiene a 18 años, que es un desnudo con un crayón y una acuarela, mezclando lo que tenía en la mano, en una cartulina”, ilustra Mélières haciendo alusión a sus inicios precarios. “Era una persona extremadamente pobre, pero estaba convencido que el arte era para él, aunque no tenía dinero”.
Otro desnudo que atesora la colección de Guayasamín, nota el vocero, es de una periodista norteamericana que vino a Quito para escribir un libro sobre el tesoro de los Incas. “Él la pintó desnuda, pero no sabemos si ella se desnudó o él la imaginó así. En tal caso ese cuadro es impresionante”.
También son interesantes los paisajes que inmortalizó, como una pieza de Las Peñas que Guayasamín pintó cuando tenía más de 70 años y es una de las pocas que él hizo de este barrio. Luego está su impresión de los rascacielos de Manhattan, gracias a una invitación que le hizo Nelson Rockefeller, exvicepresidente de Estados Unidos.
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“Rockefeller visitó Quito, nadie lo conocía. Entró en la galería (de Guayasamín), se enamoró de sus pinturas. Le compró seis obras y después lo invitó a viajar a Nueva York. Imagínate una persona que era indígena, que nunca había cogido un avión, de repente llega a Manhattan y pinta los rascacielos. Ese dibujo lo tenemos acá”.
Ciertamente, la producción de Guayasamín se identifica dentro de la línea indigenista y el relato social a través del expresionismo. Así que esta exposición permite descubrir a un Guayasamín casi desconocido.
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“Su hijo cuando estuvo acá nos decía que él cuando pintaba una obra social, donde él denunciaba algo, después necesitaba calmar un poco su mente”, explica Melleres. Por eso los asistentes encontrarán acuarelas muy suaves, colores cálidos, pinturas donde refleja el cariño y la ternura, demostrando que al mismo tiempo era un pintor de contrastes.
“Guayasamín es el pintor más influyente de la historia del Ecuador. No hay un pintor más universal y completo. Ha hecho de todo, dibujos con tinta, con crayones, ha hecho acuarela, ha hecho óleos, ha mezclado todo y cada cuadro cuenta algo. O por la pintura, por la técnica o por la historia detrás”, resalta Sébastien Mélières, invitando a los interesados a no perderse la exposición, abierta desde las 10:00 hasta las 18:00. (E)