Cuando quería tomarme un café extraordinario, fuera de lo común, encontraba dos marcas: Nanolot y Ruá, pero solo se vendían a través de medios digitales para entrega a domicilio. Luego de que la empresa dueña de la primera abriera su cafetería y tienda de experiencias en La Piazza Samborondón, hace pocos meses, ahora es Ruá la que hace su aparición en Urdesa, en el mismo local en que en los años 80 naciera la Galleta Pecosa, en la calle Víctor Emilio Estrada, a pocos metros de Plaza Triángulo.

No me malinterpreten, hay buenas cafeterías en Guayaquil. Lúcuma, Sweet and Coffee, Coffe Box, Valdez, entre otras, son de primera. Abriendo trocha, enseñaron al país a tomar buen café.

Sin embargo, en este caso estoy hablando de un café distinto, de una categoría superior: el café de especialidad, que es la punta de la pirámide, la cereza en el pastel, el equivalente al Ferrari o Bentley de los cafés. Estos, los de especialidad, con cerca de 90 puntos y más de calificación, son a lo que se dedica Ruá. Es como probar un vino Grand Cru Classe.

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Ruá realiza catas una vez por semana, así como cursos de cuatro horas de duración en varios días. Otra de las cosas que hacen diferente a esta cafetería es que tienen en el menú dos curiosidades:

La primera: se puede pedir, por taza, una decena de cafés de especialidad notables del mundo; de Costa Rica, Etiopía, Ruanda, Panamá, Ecuador, Kenia, Colombia, etc., tostados por manos expertas en Lyon, Guayaquil, Barcelona, Nueva York y otras ciudades

La segunda: ofrecen tres experiencias. 1) El mismo café con tres métodos de extracción diferentes: exprés, V60 y AeroPress. 2) Tres cafés de lotes especiales de lo mejor de Ecuador, como el de Abel Salinas, utilizando el mismo método de extracción. 3) La experiencia de una degustación de varios de los cafés de distintas partes del mundo arriba mencionados.

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Usted se puede encontrar con precios por taza desde $ 2 hasta $ 13, pero probará de los mejores cafés que existen.

Probamos un expreso de variedad geisha, premiado con el tercer lugar en la Taza Dorada. Liviano, extraído con infusión en método V60, con unas notas florales increíbles, como para tomarse tres tazas al hilo.

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Luego degustamos uno de variedad sidra, mucho más fuerte, lavado y con doble fermentación; un proceso que está experimentando la finca Santa Gertrudis, del mismo lote de café que hoy se puede encontrar en Expresso Lab, en Dubái.

Luego otro geisha en exprés, con un cuerpo y cremosidad tal que casi se podía morder.

Por último, el café de Ruanda de variedad bourbon rojo. Ligero, floral, con algo de toques cítricos; muy diferente a lo que estamos acostumbrados. Tienen algunos postres, galletas, sánduches con buen pan de masa madre, para acompañar el café. Sin embargo, por la calidad de algunos de estos, se los debe probar solos, y después el acompañante. Ruá, casa de grandes cafés. (O)