Es como decía el Chavo del 8: el agua fresca que parece tamarindo es de limón, pero sabe a jamaica. Así más o menos le sucede a Kevin Bergmeijer, conocido como Kevin Rubio o ‘el gringo’: no es gringo realmente, nació en Holanda, creció en Estados Unidos, vivió en España (antes de Ecuador) y hoy se siente muy ecuatoriano de corazón. Y en papeles, incluso, pues desde hace un año goza de residencia permanente en nuestro país.

Kevin demuestra su amor tricolor con su fervor por el encebollado, adaptando a su lenguaje la jerga del país (la primera palabra que aprendió fue ‘chiro’), dejándose maravillar por sus pueblos y playas, y se atreve a disfrutar sin tanto reparo el ardiente sol que ‘castiga’ a Guayaquil por estos días. Dice que lo prefiere, antes que la lluvia insistente en días nublados.

Y especialmente su cariño a nuestra tierra está marcado por el amor incondicional a su hijo, de madre ecuatoriana, y por quien el creador de contenido dejó su vida en Europa y su carrera como modelo publicitario y actor, hace un año y nueve meses.

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“Estoy muy feliz con la gente, me tratan como un ecuatoriano más y les tengo mucho cariño. Estoy muy agradecido por la gente que me apoya, porque, gracias a ellos, puedo vivir aquí con mi hijo”, comenta el influencer holandés de 34 años, antes de sus ensayos para el reality show de baile Soy el mejor (TC Televisión), donde concursa desde febrero.

El orgullo de ser padre para Kevin Rubio

Kevin recuerda que tuvo una corta relación con la madre de su hijo Arkin mientras vivía en España. Para el creativo, hoy su pequeño es el gran motor de su existencia, se nota en sus publicaciones y en la forma de hablar sobre él. El pequeño cambió sus prioridades. Kevin dejó los flashes, la moda, las poses de revista, para ser parte de cada minuto de esa nueva vida que él había creado.

La primera vez que vino a Ecuador su hijo ya tenía un año y no había podido conocerlo hasta ese momento. “Ahí me dije que voy a cambiar mi vida para para estar con él. Vendí todo, dejé todo en Europa. Al principio pensé que iba a tener trabajo de modelo o actor, por eso viajé por Latinoamérica, estuve en Chile, en Perú... Pero lo echaba mucho de menos. Por suerte, ya estaba pegando duro en las redes y pensé que me podía quedar por cinco meses, pasó un año y ya no quería viajar más. Estaba sufriendo porque no encontraba ningún trabajo, pero luego las marcas me empezaron a pagar por publicidades”. Desde entonces, el universo digital se convirtió en su empleo a tiempo completo.

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Kevin no se imagina actualmente la vida de otra manera. Mientras un sector de ecuatorianos busca salir del país, extender para sí las ciudadanías extranjeras de sus ancestros y, en general, cosechar sueños en otros hemisferios, para ‘el rubio’ eso no está en sus planes con su hijo que ya tiene 4 años.

Kevin afuera de los estudios de TC Televisión. Foto: El Universo

“Su madre está aquí, sus abuelos están aquí. Creo que Ecuador puede tener mucho futuro, la situación va a mejorar. Lo veo de una forma positiva, a todos les digo Ecuador tiene buen clima, buena cultura, buena gente. En Europa si ganas mucho dinero el gobierno te coge todo (por los impuestos). Y si eres pobre, te ayudan, pero hay mucha gente infeliz. Creo que en todos los lugares hay oportunidades, pero aquí si no trabajas duro, nadie te va a ayudar, pero si trabajas duro, hay muchas oportunidades”.

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Claro que Kevin no ignora la inseguridad y violencia que atormentan la nación. Ha tenido experiencias negativas, le han querido robar, cuenta, pero prefiere no ahondar en eso. “Soy afortunado de que la gente, como me conocen que soy extranjero, tratan de ayudarme, de protegerme”. Por eso, explica, además de sus contenidos humorísticos, otra de sus metas es la ayuda social. “Si la gente me ayuda, yo también tengo que ayudarlos”. Y ese es uno de los mayores legados para Arkin.

Kevin Rubio en Soy el mejor, de TC Televisión

Desde que arrancó la nueva temporada de Soy el mejor, Kevin llamó la atención del público y del jurado, especialmente de Mafer Ríos, quien advirtió que el participante se parece mucho a su exesposo, el atleta colombiano apodado Thor. El influencer le pidió que no tenga prejuicios al calificarlo.

Al momento, Kevin está disfrutando de la aceptación de los televidente, el cual, a pesar de notar sus ‘pies izquierdos’ al bailar, por ejemplo, salsachoke, lo apoya por su sencillez, esfuerzo, actitud, pasión, ganas y hasta por su ´ángel´, se lee en las redes sociales. Y eso lo mantiene feliz en competencia.

“Cristian, el director del programa, me contactó. Conocí a unas personas que estaban en la última temporada, escuché que tuvieron una buena experiencia y dije que sí”, recuerda el ciudadano europeo. “Siempre había pensado en hacer cosas en televisión. Aquí me habían contactado de otros realities, y para ser presentador, para algunas telenovelas, una no tuvo el ‘go’ después del piloto”, explica Kevin. “Este reality me gustó, porque tenía buenas recomendaciones y también es un gran reto, porque en mi país no saben bailar para nada (risas), la gente solo se mueve, pero acá aprendo a bailar y estoy haciendo deporte”.

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Así Kevin espera que la audiencia conozca otra faceta de él, en la que cumple uno de sus sueños: estar en televisión y ser parte del mundo del entretenimiento. Así lo soñaba desde muy joven en Holanda, aunque su padre (quien falleció durante su trámite de residencia) no apoyaba esa aspiración del todo, dice; al menos su mamá sí y es su fan número uno.

Esa fascinación por el espectáculo se ha percibido muy natural para él, gracias a sus sketches cómicos en las redes sociales, y a las bromas que se sigue prestando con la jueza Ríos cada vez que la producción de SEM los enfrenta. Todo es show, por supuesto.

Música y ayuda social, los otros planes de Kevin Rubio fuera de las redes sociales

Influencer, actor, aprendiz de bailarín, emprendedor, modelo, viajero, padre. Ahora Kevin suma a su perfil el ser cantante. Es otro de sus talentos ‘ocultos’ (además de la actuación) que aprovechará en SEM, cuando sea necesario. Por lo pronto, revela que se está alistando para grabar un par de temas con el músico Máximo Escaleras y su hijo Christopher. “Quiero irme un poco más por este rumbo de ser cantante”, añade el holandés.

Otro hito en su agenda es empezar una fundación de ayuda social. “He visto mucha gente que vive en la calle, que necesitan una mano. Conocí a personas que han tenido trabajos geniales, pero por cosas de la vida están en la calle, y creo que no debemos ser prejuiciosos con ellos”, sostiene.

“En mi país, si estás en la calle, en muchos casos es porque no quieres trabajar o tienes problemas con las drogas... Aquí le puede pasar a cualquier persona y muchas merecen una segunda oportunidad. Si ayudamos entre todos eso puede ocurrir. Se pueden cambiar vidas”. (E)