Desde Guayaquil hasta el bullicioso corazón de Buenos Aires, la anticipación por el Eras Tour de Taylor Swift se palpaba en cada paso de nuestro viaje. Acompañada por mi amiga Camila Paz, nos embarcamos en una odisea de 19 horas, atravesando diferentes escalas hasta alcanzar la capital argentina, donde Taylor prometía encender el fin de semana con tres conciertos.

La odisea del viaje

Aunque compartimos la región, el viaje de Ecuador a Argentina se sintió como una travesía a través de mundos. Organizamos cada detalle durante meses, equilibrando la emoción del concierto con las responsabilidades laborales. Nuestra elección: un viaje relámpago de jueves a lunes para no alejarnos demasiado de nuestros trabajos. Escuchamos de los bajos precios de Argentina, así que cada una viajó con bajo presupuesto, que al final hasta sobró.

@unpococamii

No sirvo para grabar videos en conciertos, wait for it. 🤧💖💫 #night2erastour #buenosaires

♬ original sound - music break 🌈

La fiebre en el aeropuerto

Al aterrizar en el Aeropuerto Internacional de Ezeiza, de inmediato nos sumergimos en un mar de entusiasmo swiftie.

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Eran las cuatro de la mañana, y ya el lugar hervía con la energía de fanáticas de Taylor Swift de distintas nacionalidades. La sorpresa de encontrar a compañeras de universidad en la cola del taxi fue solo el comienzo. El aeropuerto, una reunión de admiradores con sudaderas de Taylor, parecía el preludio de una convención nocturna.

Explorando Buenos Aires

Con el concierto aún a dos días de distancia, aprovechamos para explorar las calles de Palermo, Recoleta, la icónica Plaza de Mayo, el Obelisco, Caminito, el Jardín Japonés y más allá. Nos encontramos con más amigos de Guayaquil, algunos esperados, otros una grata sorpresa. No todos asistían al concierto del sábado 11 de noviembre al igual que nosotras; otros tenían boletos para el viernes o el mismo jueves. Era evidente que muchos habían hecho el viaje para ver a la “rubia”.

Taylor aún no controla el clima (pero lo hará)

Llegado el viernes 10 de noviembre, Buenos Aires amaneció en llanto. El cielo “se caía” y una tormenta eléctrica era clara a la vista. Sentía simpatía por aquellos swifties que tenían que hacer cola aquel día. Mientras Camila y yo conversábamos en un café, refugiándonos de la lluvia, nos enteramos del anuncio de último momento: Taylor pospuso esa segunda noche de concierto para el domingo. Sorprendidas, porque Taylor ama un show bajo la lluvia, entendimos que era lo mejor para los asistentes, puesto que los rayos y truenos eran cada vez más constantes.

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Pudimos conversar con nuestra amiga Nathaly Durán, quien desde Guayaquil había viajado con su hermana y un grupo de amigas al evento. Ella nos dijo que se le complicaba la asistencia el domingo, ya que tenía boletos de avión para regresar a Ecuador el sábado y que solo había viajado a Argentina para el concierto. Pasadas las horas, Nathaly decidió mantenerse como una fiel swiftie y cambió su vuelo, un gasto extra del que se siente agradecida.

Preparativos para el esperado concierto

Finalmente, el día del concierto llegó. La preparación comenzó al mediodía; Camila eligió un vestido de lentejuelas inspirado en la Era Folklore, mientras yo opté por un tono morado y esponjoso, evocando la Era Speak Now. La preocupación por el maquillaje duradero se disipó cuando logramos el look perfecto.

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Larga fila bajo el sol

Algo que me llamó mucho la atención es que, aunque el sol estaba muy intenso y las vibras de cansancio se sentían en la inmensa fila para entrar al estadio del River Plate, los swifties no dejaban de cantar en masa y de intercambiar los brazaletes de amistad mientras la fila avanzaba.

Las quejas del sol y sudor no se comparaban a la emoción por verla. Niñas, adolescentes, mujeres y hombres asistieron en grupo a la cita musical, aunque no era raro ver a almas solitarias decididas a disfrutar del show.

Una noche inolvidable

El estadio Mâs Monumental se transformó en un espectáculo de luces y sonidos. Con un escenario de 100 metros, una pasarela imponente y pantallas led que capturaban cada movimiento, el concierto fue una explosión de música y color. Actuaciones previas de Sabrina Carpenter y Louta calentaron los ánimos antes de que Taylor hiciera su entrada.

El concierto fue un viaje a través de las eras de la artista. Desde Fearless hasta Midnight Rain, cada canción era un coro compartido por 68.000 voces. La presencia de su novio, Travis Kelce, añadió un toque exclusivo a la noche.

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Por tres horas, vivimos un viaje musical inolvidable, concluyendo con una larga fila para adquirir suvenires que eternizarán la magia de esa noche.

Al volver a casa, con la voz ronca pero el corazón lleno, me quedó claro que este viaje fue mucho más que música. Fue un encuentro de pasiones, una celebración de la música y la amistad; y un recuerdo que, al igual que las canciones de Taylor, permanecerá con nosotros para siempre. (E)