“Déjense sorprender” es la recomendación principal que hace al público guayaquileño el director artístico de la Orquesta Sinfónica de Guayaquil, Íñigo Pirfano, a pocas horas de que salga al escenario su versión de la ópera de Wolfgang Amadeus Mozart Così fan tutte (Así hacen todas), que estará este sábado 23 de septiembre a las 16:00 en el Teatro Centro Cívico (entrada gratuita).

Este es uno de los grandes títulos del compositor austriaco, y de toda la literatura operística, en opinión de Pirfano. También es uno de los más interpretados en el mundo. “Con toda seguridad se está representando ahora en algún teatro del mundo, a la vez que lo hacemos nosotros”.

Così fan tutte es la tercera y última de las colaboraciones entre Mozart y el libretista Lorenzo Da Ponte, una trilogía que empezó con Las bodas de Fígaro y Don Giovanni.

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Se la ubica en el género del drama jocoso, que es contradictorio, divertido y a la vez complejo, porque trata temas muy serios desde un registro casi cómico. Eso lo hace especial. “No voy a hacer ningún tipo de spoiler”, dice con humor el director español (ese estreno fue en 1790). “Son enredos amorosos, pero el contenido es profundo, interesante, la naturaleza de las relaciones humanas, y las personas salen del teatro entre sonrientes y pensativas, porque el mensaje se queda dentro y va operando”.

Mozart, relata Pirfano, estaba en su momento más compositivo, más maduro, pero también cargado de problemas económicos, profesionales y familiares, y eso le da a la obra un tono algo sombrío, pues insinúa que en las relaciones más cercanas, en las que debería haber confianza, hay engaño y traición. Y sin embargo, esto no eclipsa el estilo natural del músico, que el director de la OSG describe como un “optimismo arrollador, de una luminosidad deslumbrante”.

Curiosamente, Così fan tutte tuvo una recepción tibia en su época. “La diferencia (con la actualidad) es de la noche al día. No tuvo prácticamente ningún éxito (similar al estreno de Las bodas de Fígaro y Don Giovanni). Hay que decir que Mozart era el blanco de las envidias de todos los compositores italianos instalados en la Corte de Viena”.

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Es una ópera de cámara, pues reúne a pocos personajes. “(El autor) quiso brindarnos una ópera de bolsillo, por llamarla de alguna manera, en la que las coordenadas espacio-temporales no son importantes, por eso puede representarse en cualquier tipo de propuesta escénica y de época”.

Como muchos otros antes, la OSG ha aprovechado esa flexibilidad para hacer una propuesta que rompe con la idea que se tiene de la ópera, explica Ana Tamayo, directora ejecutiva de la orquesta. “Por eso decidimos hacerla, por la universalidad del mensaje”. Quisieron sumarse a la globalidad, a las nuevas tendencias de creación y de relectura de la obra, y no hacer una versión purista. En otras palabras, no habrá trajes de épocas ni pelucas empolvadas”. Sin los recursos de las grandes casas de teatro, se han ido por la línea de salas más pequeñas que usan el repertorio de cámara para hacer propuestas diferentes.

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Acudieron a la directora escénica y actriz Luisa Cuesta (Teatro del Cielo), que ha incorporado a esta obra elementos del mimo corporal dramático. “Ella ha logrado hacer esta mixtura, hubo una preparación física de los cantantes y todo el elenco, y nos da un espectáculo diferente de lo que está acostumbrado a ver Guayaquil”, explica la directora ejecutiva.

¿Cuál es su recomendación para el público en la ciudad? “Prepárense para algo totalmente diferente”, dice sin dudar Tamayo. “Si usted vio alguna vez Così fan tutte en YouTube… Eso no es”. Por ejemplo, la obra en total llega a tener de tres a cuatro horas de duración; la versión de Pirfano, Tamayo y Cuesta tendrá dos horas y media.

“Como OSG queremos convertirnos en pioneros de la innovación cultural, no vamos a volvernos de nuestra lucha por música sinfónica, vamos a buscar la excelencia, a darles opciones a las personas”, dice Tamayo.

“Queremos hablar de lo mismo de manera diferente”, agrega Pirfano. “Creo que eso es lo que debe hacer un gran director, nunca traicionar la esencia del mensaje, el espíritu de Mozart y Da Ponte, pero se puede hacer con un nuevo lenguaje”.

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En esta apuesta están las voces del grupo Vox Nouvaux: la soprano cuencana Vanessa Regalado, el barítono Israel Lalama, Álex Rodríguez, Francisco Ortega, la soprano norteamericana Kate Norwegian y la letona Olga Bresca. También el Coro Sinfónico Comunitario de la OSG.

Esta función, que es única, es una coproducción de la orquesta con el Centro Ecuatoriano Norteamericano. “Solamente a través de redes de colaboración se pueden construir proyectos como estos”, comparte Ana Tamayo, “porque estamos en medio de un recorte presupuestario importantísimo; también estamos colaborando con la Filarmónica, con la cual queremos hacer un proyecto en noviembre; tenemos alianzas con entidades como Children International y Child Fundation, que se han abocado a auspiciar los proyectos culturales de tal manera que puedan llegar a hacerse masivos. He abierto la puerta a propuestas que van filtradas con el criterio y el conocimiento de nuestro director artístico, para que esta sea la orquesta de los ciudadanos”. (E)