Mónica Jiménez llegó a las 05:30 de este Viernes Santo hasta el santuario del Cristo del Consuelo, ubicado en Lizardo García y la A, en el suroeste de Guayaquil, para participar de la procesión que se inició pasadas las 07:30 y llegará hasta el complejo del Cisne, donde está instalado el monumento en honor a esta advocación de Jesús.

La mujer dijo sentirse sorprendida ya que al querer acceder por la calle A se topó con un cordón policial que impedía el paso de los fieles. En el contorno de la iglesia se ubicaron vallas metálicas.

La mujer llegó desde avenida del Ejército y Calicuchima y mientras aguardaba el inicio de la procesión, sentada en la vereda mantenías dos velas encendidas cuyas lágrimas le caían en ambas manos.

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Esa, sostuvo, es una ofrenda que ella suele hacer desde hace más de diez años. En esta ocasión pidió por la seguridad y la paz del país.

“Estamos viviendo tiempos difíciles por la inseguridad. Uno ya no quiere ni salir de su casa por miedo a que le roben o de una vez lo maten. Necesitamos paz, tranquilidad, por eso vengo a pedir”, señaló la mujer que participa sola de la romería.

Byron León , en cambio, llegó acompañado de siete familiares. Igual que en el primer caso él quiso entrar al templo, pero no fue posible por el cordón policial. No obstante, él y sus parientes se ubicaron lo más cerca que pudieron.

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En vivo: procesiones del Cristo del Consuelo y del norte de Guayaquil

Y es que el anhelo de todo feligrés en esta procesión es poder tocar al menos una parte de la imagen del Cristo del Consuelo. Eso genera tumultos y algo de desorden, lo que se busca evitar en esta edición número 63 de esta procesión.

“Queremos que haya paz , porque la delincuencia nos está matando a mucha gente inocente”, refirió el hombre que llevaba en las manos una imagen de Cristo en la cruz.

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Padres con sus pequeños se han sumado a procesión. Foto : Francisco Verni Foto: El Universo

Abriéndose camino entre los fieles, Washington Vite llegó en un coche haciéndolo andar con las manos. Él vive en El Oro y Guerrero Valenzuela, por el templo Espíritu Santo, y participa de la procesión desde hace cinco años.

Cuando tenía un año de edad le dio poliomielitis y eso le impidió caminar.

“Que Dios cambie tanta maldad que hay en la gente que sale a matar hasta por placer o para entrenarse, como si la vida no valiera nada”, expuso el hombre mientras avanzaba en su coche.

La caminata se inició pasadas las 07:30. (I)

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