Son las seis de la mañana y voluntarios de diferentes edades, profesiones y lugares del país llegamos a las oficinas administrativas de Manglares Churute. Un grupo de estudiantes de la Universidad de Guayaquil y de Santa Elena ha pernoctado en carpas; otros salimos muy tempranito desde varias ciudades para cumplir con la convocatoria del primer conteo de aves del 2023.