Buena parte de la vida, sobre todo la vida enfocada hacia el futuro, está llena de interrogantes, de posibilidades, de desconocimientos, temores y dudas. Estamos programados por la naturaleza y la experiencia para hacerle frente a lo incierto mediante el uso de recursos mentales, como la autoconfianza, la tolerancia, la resiliencia, la inteligencia. Pero no todos tenemos, en un momento dado, la preparación, sobre todo en el campo emocional, para enfrentar la incertidumbre.

En personas con tendencia a la ansiedad el cuadro puede complicarse por su dificultad para tolerar lo que se escapa a su control, sobre todo a lo desconocido o impredecible. A este tipo de individuos se les hace difícil tomar decisiones en situaciones que implican algo de riesgo, y a menudo piensan catastróficamente (visualizan el peor escenario). No tienen la elasticidad emocional adecuada para analizar situaciones ambiguas, usualmente reaccionado con frustración, irritabilidad o agresividad.

En determinadas situaciones sus reacciones pueden escalar, afectando su comportamiento diario, pudiendo presentar reacciones de ansiedad generalizada o comportamientos obsesivo-compulsivos. Su inseguridad puede empujarlos a buscar aprobación de personas cercanas para sentir respaldo antes de acercarse a una situación incierta, aunque la misma incertidumbre puede llevarlos a desconfiar del apoyo recibido. También pueden tender a prepararse exagerada o repetitivamente antes de enfrentar una situación dudosa.

No existe una causa definida para esta clase de desorden, pero usualmente se consideran factores como predisposición genética, un imbalance en los neurotrasmisores, traumas de infancia o de crianza (padres sobreprotectores o muy críticos, problemas de apego), influencias que pueden interactuar y crear una actitud de indefensión y vulnerabilidad ante situaciones no resueltas que requieren de su intervención.

Con la terapia apropiada es factible, una vez logrado el marco mental de tranquilidad y autocontrol, ayudarlo a reconocer y a enfrentarse a los pensamientos perjudiciales, aceptar que nunca tendremos un control total sobre lo que nos rodea y lo que sucederá después, y que la incertidumbre es un componente fundamental de la vida. Lo incierto siempre ha sido un estímulo para configurar nuestra mejor versión y dotarnos de la valentía, curiosidad y creatividad para hacerle frente, resolverlo, y continuar en nuestro camino, cada vez mejor equipados para vivir nuevos escenarios. (O)