Después de la época de fiestas, descanso, ajetreos y familia que visita, de repente viene un bajón anímico impresionante apenas llegas de regreso. ¿Por qué, si acabas de tener tanto descanso, sientes como si te hubiese pasado un tren encima y no te puedes levantar? ¿Es normal que esto pase? ¿Podrá ser depresión?

Tranquilo, lo más probable es que solo necesites cama y techo: lo que estás sintiendo es el síndrome posvacacional (SPV). Esto es la apatía, desgano, irritabilidad, cansancio e, incluso, falta de apetito y sueño que ocurren luego de una etapa de relajación prolongada. Se siente como si te hubiesen lanzado de una montaña rusa que sigue en movimiento.

El síndrome posvacacional se enmarca dentro de los llamados trastornos adaptativos”. Estos trastornos se presentan en momentos de cambios abruptos, en los que nuestro cuerpo se prepara para cualquier amenaza que pueda venir. Al prepararse para la amenaza genera estrés, y con el estrés vienen los demás síntomas.

Desgraciadamente para nosotros, este trastorno toma fuerza en relación con la importancia del cambio que estamos sufriendo; entonces, mientras más largo ha sido el periodo de vacaciones o tiempo festivo, más fuerte puede ser esta caída. El hecho de sentir este estrés apenas se retoma la rutina puede afectar a personas de cualquier edad.

Lo bueno es que, como su nombre lo indica, un trastorno adaptativo se presenta hasta que nuestro cuerpo se acostumbre a la nueva realidad. Usualmente dura unos cuantos días hasta reajustarse a los hábitos de sueño, alimentación y estudio o trabajo que vuelven a incorporarse nuevamente en la rutina habitual. Eso sí, no siempre un bajón después de las vacaciones es SPV; si los síntomas perduran más de una semana, es mejor acudir a un médico para descartar cualquier otro diagnóstico. (O)