El otro día fui invitada a un programa de radio acá en Argentina para hablar con una amiga venezolana sobre maternidad y migración: ¿cómo se cría estando lejos de la familia y amigos?, ¿cómo reinsertarse o reinventarse profesionalmente en otro país, mientras cuidas a tus hijos sin el sostén de tus seres más cercanos? Todos temas complejos, que aprendes a surfear como olas a medida que pasa el tiempo y que te obligan a desarrollar otras habilidades en el universo de la maternidad.

Fue una charla emotiva, que me recordó la enorme conexión que uno mantiene con esa madre que es la patria y que terminó con una pregunta difícil: ¿qué le dirías a todas aquellas mujeres que quieren o que van a ser mamás?

Aunque creo que una de las reglas básicas de la maternidad es no dar consejos sin que nos lo hayan pedido, hoy que se celebra el Día de la Madre en Ecuador y gran parte de América Latina, me parece oportuno responder esa pregunta con todo aquello que me hubiera gustado saber o que me contaran antes de ser mamá.

Primero: ninguna experiencia es igual a otra

Tu embarazo no es idéntico al de nadie y tu parto tampoco. Permítete vivirlos de la forma más informada posible.

Lee mucho

Pero no solo revistas edulcoradas con el significado de los nombres y la decoración del cuarto del bebé (tendrás tiempo para eso), sino sobre contracciones, tapón mucoso, oxitocina, y todo el proceso que experimenta tu cuerpo y de lo que es capaz cuando vas a dar vida a otro. Lee también sobre episiotomía, cesáreas, anestesias, y toma decisiones sabiendo lo que es mejor para ti y tu bebé. Y con base en ello permítete también elegir al ginecólogo, obstetra, partera o profesional que te acompañará hasta el término del embarazo.

No le tengas tanto miedo al parto

Sí, duele, pero se olvida en cuanto recibes a un recién nacido que depende al 100 % de ti para mantenerse vivo. Tenle más miedo a no saber por qué llora tu bebé cuando enfrenta un cólico, una alergia o tiene hambre.

La lactancia es más difícil de lo que parece, pero establecerla no es imposible

No escuches comentarios (aunque sean dichos con amor) sobre la calidad de tu leche, la cantidad que produces o si alimenta o no a tu bebé. Busca a un especialista, apóyate en un grupo de lactancia o en otras mujeres. Y confía en ti y en tu cuerpo.

Duerme

Si el bebé logró dormir, báñate 5 minutos tranquila y después duerme. La ropa sucia y la casa desordenada pueden esperar. Aunque la maternidad te inyecta una obsesión repentina por el orden y la limpieza, es más productiva una madre descansada y relajada.

Te vas a frustrar

Muchas veces. Y vas a llorar por esa frustración, más seguido de lo que quisieras, pero es pasajera. Irás tomando confianza y luego será parte de la experiencia.

Vas a descubrir la culpa

Cuando sientas que no lo estás haciendo bien, cuando lo dejes por primera vez al cuidado de otra persona, cuando tengas que volver al trabajo y cuando sientas ganas enormes de salir a tomar un café sola. Hazte amiga de ella, porque te acompañará a cada paso. Aún no leí el estudio científico que lo certifique pero estoy convencida de que nace junto con los hijos.

La crianza es más dura que el parto

Habrá días de una convivencia excepcional con los hijos, lloraremos de emoción con sus primeras palabras y sus primeros pasos. Pero habrá otros en los que no queramos escuchar un “mamá” más, gritaremos y buscaremos el baño como refugio seguro. Por suerte hoy hay acceso a plataformas y herramientas de psicología y crianza que son de gran ayuda si no queremos repetir patrones violentos o poco afectivos.

No mires redes sociales

Están llenas de fotos con niños que no se ensucian cuando comen, salas de juegos ordenadas y casas impecables. Muestran el lado perfecto de la maternidad. Y ese no existe.

Sé empática con otras madres

Cuando menos lo pienses te encontrarás haciendo con tus hijos todo aquello que criticaste antes de ser mamá. Hay diferentes formas de crianza y cada mamá está encontrando la suya. Apóyala.

No volverás a ser la misma nunca más

La maternidad te cambia las prioridades, te sensibiliza y busca ser una mejor versión de ti para y por tus hijos. Pero también te hace descubrir que eres capaz de hasta lo menos pensado.

Te vas a preguntar si todo valdrá la pena

Y la respuesta la tendrás cuando lo tengas en tus brazos y descubras un amor que nunca antes habías sentido, cuando una mirada y una mano pequeña tomando la tuya sean suficiente para llenar tus días. ¡Feliz día!, porque la maternidad es esto y más y porque de una u otra forma lo estamos haciendo bien. (O)