Los microplásticos de origen humano han llegado al océano austral que rodea la Antártida, según un estudio conjunto del Instituto de Ciencias del Mar (ICM-CSIC) de Barcelona (España) y la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina) que apunta que estos contaminantes podrían haber llegado allí a través del vertido de aguas de las lavadoras de las bases antárticas y de las embarcaciones turísticas que visitan la zona.