El hombre también es víctima de violencia. Así lo afirman psicólogos consultados. Probablemente los casos son en menor número, contrariamente al de las mujeres, pero están presentes y, si no son denunciados los hechos, es por varias razones; una de ellas, por vergüenza debido al estigma.

La psicóloga clínica Katiuska Delgado menciona que el índice de violencia en hombres en la actualidad ha subido. Citando cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censos, indica que el 72 % de los casos denunciados son de mujeres y el 38 % corresponde a los hombres. “Las denuncias son mínimas por diversas razones, pero la razón principal es el quedar expuesto ante una sociedad que ve al hombre como una figura de poder y a la mujer como una figura vulnerable”, explica.

“Hay hombres que no demuestran como tal que están siendo maltratados, y por eso es casi imposible de detectar esta violencia. Cuando ya sufren una violencia a mayor escala, es que ahí recién se puede visualizar algo de estos síntomas: ansiedad, depresión, tristeza profunda, nerviosismo. Es notorio el estrés que causa la relación de la pareja, o solamente escuchar el nombre de esta persona causa que se remuevan muchos sentimientos, crisis de llanto...”, explica Delgado.

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El maltrato verbal es la puerta a formas más graves de violencia

Con Delgado concuerda el psicólogo clínico Samuel Merlano, quien reitera que tienen la figura social “de ser el fuerte, de ser machista, de ser agresivo, de ser ofensivo y, entre comillas, de no mostrar emociones o sensibilidades ante un sufrimiento que está pasando”. En ese contexto, dice que, si acuden a una institución y no los apoyan, sería muy “denigrante”. “Sería muy duro para él verse que está siendo atendido porque su mujer o su pareja lo lastimó, le gritó”, y estas serían las razones por las cuales hay un perfil bajo en el hombre maltratado.

Tipos de violencia

La psicóloga Karina Vallejo señala que el hombre es insultado, maltratado verbalmente. Incluso se dan casos en que la mujer es bastante grosera con él, por lo que es impedido de realizar algunas actividades normales, y cita, por ejemplo, trabajar tranquilo. Hay quienes están por egresar y terminar sus estudios, y la mujer es demasiado celosa y no quieren que el hombre vaya a la universidad.

Antes de continuar hace una aclaración y dice puede ser celosa cuando hay motivos. Sin embargo, señala que hay hombres fieles, tranquilos y con otras características positivas, pero “aun así la mujer quiere controlar” en los gastos, el celular, lo que lleva puesto, etc. Además, está la mujer posesiva, y constantemente él es acusado de ser infiel, y eso se vuelve como una persecución o acoso.

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También están las amenazas, incluso llegando a hacerlo con armas blancas. “Yo he tenido pacientes que me lo cuentan con mucha vergüenza; además porque, al ser hombres, sienten que ellos pierden como esa virilidad, como esa fuerza que tiene el hombre, y lo máximo que pueden hacer es como que retrasar el tema de los insultos, como apartar a su pareja para no golpear o no pegar; pero esto justamente arma de más valor a la pareja, porque como sabe que no va a ser golpeada, no está con un hombre golpeador, abusa más. Entonces, se vuelve un ciclo”, explica.

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Vallejo señala que además están las situaciones de mujeres que sí golpean, patean, empujan, abofetean, hieren de cualquier forma y usan a los hijos o las mascotas que él aprecia para maltratarlo. “Eso también es una forma de maltrato, de maltrato duro, de maltrato psicológico”.

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“Hay mujeres que obligan a los hombres a tener relaciones sexuales con la finalidad de que no vayan a buscar otras mujeres, entre comillas (...). Y este comportamiento violento del que el hombre es víctima encima es culpado diciéndole que se merece. Hay muchos traumas en mujeres también, como que les obligan a realizar este tipo de actos a los hombres”, agrega.

Delgado también hace referencia a que se acepta el maltrato por amor o por un bien. “Cuando nos dejamos llevar por la vía del amor es bastante complicado, porque estamos con un velo que no nos permite ver a esta mujer como (alguien) violenta o malo, sino que ‘no, ella lo hace por mi bien’, esos son los primeros discursos que tiene el paciente. ‘No me deja salir con mis amigos, porque esos amigos toman; y ella me está cuidando, me golpea, pero es por mi bien’. Y lo mismo pasa en el caso de las mujeres y en las parejas homosexuales. ‘Me cela, me grita porque me quiere, me cuida, me demuestra así su cariño’(...)”, apunta.

Bajo perfil de los casos

“Por vergüenza y por la incomprensión es que estos casos no son publicados, no salen a la luz (...). El hombre dentro de nuestra sociedad latina tiene una imagen de hombre fuerte; si el hombre dice que la mujer lo está maltratando, empezando por los amigos, se burlan; todos son víctimas de burlas. Es víctima por parte de su pareja, es víctima por parte de sus amigos, es víctima por parte de la sociedad. Entonces, por este motivo es que estos casos no salen a la luz”, señala Vallejo.

Con Vallejo coincide Delgado, quien agrega que vivimos en una sociedad muy machista y que se ha normalizado la violencia y la crueldad. Pero esta normalización en esos ámbitos va más enfocada a lo más vulnerable, como son los casos en las mujeres. “Lo deja en bajo perfil estos casos (...). La vergüenza puede más que la indolencia. ‘No voy a permitir que sepan que mi esposa me pega, que mi pareja me maltrata física, verbal y psicológicamente’. Entonces, no se permite al hombre expresar vulnerabilidad, fragilidad...”, dice Delgado.

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Evitar manipulación

Evitar que los padres sean manipulados con los hijos: Vallejo dice que es “bien complicado” y, como no denuncian, los casos son frecuentes. Con este criterio coincide Delgado, quien añade que los niños son la fragilidad de los padres, porque, pese a ser pequeños, ellos se dan cuenta. Asimismo, indica que en un caso que conoce lo que ha ayudado al paciente a parar con la manipulación ha sido acudir a terapia, en la cual se pueden trabajar muchos aspectos, como es quitar ese “velo” que impide ver más allá de la realidad. “La mayoría de estos hombres que siguen estas relaciones viven una fantasía en la base del amor, de una idealización, de recuerdos de cuando eran novios”, explica.

Por su parte, Vallejo señala: “Hay algunas mujeres que definitivamente, para manipular al hombre, a los hijos no les dan de comer a la hora que es o la pensión que le envían no la utilizan en los niños, sino en ellas. Eso se ha escuchado bastantes veces. Por eso, yo tengo entendido que el juzgado, no sé si ya va a pedir, esto de aquí no lo tengo confirmado, pero, por ejemplo, el padre puede pedir las facturas que avalen que están siendo bien utilizados los recursos”.

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“Hablarles mal a los niños del papá o dañar su figura de hombre y de padre: eso es manipulación. Entonces, el hombre se siente culpable de cosas que, si tú te pones a escarbar en terapia, no tendría por qué sentirse culpable. (...) Hay madres que les hacen creer a los hijos que el papá está mal y no los ama, y a los hombres haciéndolos sentir culpables de que están ejerciendo un rol muy estricto, y así he recibido muchos casos (...). Eso es maltrato, definitivamente, y no solo maltrato al hombre, sino también maltrato al menor; y cuando los chicos ya son más grandes, crecen con esas ideas del padre y ese no respeto por el padre. Entonces, el hombre también sufre maltrato de los propios hijos”, agrega Vallejo.

En tanto que Merlano indica que se debe abordar el tema con “madurez, con claridad, igualdad, con dignidad, con apertura y abierto a los cambios y a la transformación. En estos, tanto el hombre como la mujer deben tener el concepto y la preparación emocional de que ambos son iguales en inteligencia, en capacidades; por lo tanto, ni el hombre ni la mujer debe mostrar superioridad en la vida familiar”.

¿Cómo contrarrestar esos estigmas?

“Es muy difícil contrarrestar los estigmas. Deberían hacer muchas publicaciones, publicidad, redes sociales acerca de este tema. De pronto, acoger alguna institución que reciba estas denuncias o estas situaciones de abuso. Sí se podría hacer una campaña que ayude en estos casos”, dice Vallejo.

Por su parte, Delgado señala que hacer frente a los estereotipos es también dejando de generalizar la violencia, la infidelidad, la indolencia, y por ello no se puede ver que es un maltrato. “La mayoría de personas dice: ‘Nosotros sabemos qué es un maltrato’, pero no, realmente no saben lo que es un maltrato (...). Los estereotipos son prejuicios también, y a veces nosotros tanto por ser algo que la sociedad apruebe y no algo que nosotros realmente queremos”, explica.

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Mientras que Merlano señala que tanto el hombre como la mujer deben tomar consciencia de que todo maltrato de cualquier fuente que venga es dañino, ofensivo y va contra la dignidad de la persona. “De cierta manera, tiene que haber esa autoconsciencia, ese amor propio, esa autoestima. En estos casos, presentar la situación que ha vivido la persona y aceptar que efectivamente en casa hay agresión, hay violencia, y en muchos casos va a requerir terapia psicológica para la pareja, para restaurar no solo la vida personal, sino también la vida familiar”, indica.

Según Delgado, para hacer una denuncia tiene que acercarse a la Fiscalía, en donde se encargan de los casos de violencia de género, que actualmente están haciendo un espacio para los hombres. O también en la misma institución hay departamentos de violencia intrafamiliar, en los cuales se receptan los casos. (I)