La memoria, uno de los procesos cognitivos fundamentales del cerebro, nos permite almacenar información percibida a través de nuestros sentidos a corto, mediano y largo plazo. Sin embargo, el envejecimiento y ciertas enfermedades, como el Alzheimer, pueden afectar su funcionamiento.

Además, existen hábitos diarios que realizamos automáticamente y también pueden perjudicar este importante proceso, según el neurocientífico Charan Ranganath, director del Laboratorio de Memoria Dinámica de la Universidad de California.

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Acciones diarias que afectan la memoria

Mala higiene del sueño

Razones laborales, personales o ciertas condiciones de salud afectan a la calidad del sueño nocturno. Foto: Freepik

Razones laborales, personales o ciertas condiciones de salud, provocan que una buena parte de la población mundial reduzca sus horas de sueño nocturno o tenga problemas para dormir de forma ininterrumpida.

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Estos desvelos impiden que las células cerebrales se restauren de forma natural y aumenta el estrés oxidativo que daña a largo plazo la memoria. Por esto, se debe tener una higiene del sueño óptima que evite la exposición a aparatos electrónicos.

Confiar demasiado en la memoria

Otro aspecto que afecta negativamente a la memoria es el exceso de confianza en nuestras habilidades para memorizar. Esto provoca que se deje de poner a prueba nuestro cerebro y, sin desafíos, su funcionamiento se deteriora, como resalta Cuerpo y Mente.

Estresar al cerebro con múltiples tareas

El afán por ejecutar las tareas de forma simultánea y con excelencia es un generador de alto estrés. Foto: Shutterstock

Lo ideal es que una persona se enfoque en una o dos actividades por ocasión, organice su tiempo y establezca prioridades para evitar el estrés y la ansiedad, lo que ocurre con frecuencia cuando se ejecutan tareas múltiples y afecta negativamente a la memoria.

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La monotonía

Una de las principales formas en las que se estimula la memoria es vivir experiencias distintas que mantengan nuestra mente activa. En caso contrario, el cerebro pierde la capacidad de recordar ante el exceso de rutina y realiza las actividades diarias de forma automática.

(I)

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