Que la pregunta sobre dejar el petróleo en tierra en el bloque 43 Yasuní ITT es confusa, imprecisa y que puede generar problemas a futuro es algo en lo que coincidieron quienes están a favor del sí y a favor del no en la consulta popular que se realizará el 20 de agosto. Lo hicieron durante un conversatorio en el que se pudieron escuchar posturas a favor y en contra sobre dejar el crudo en tierra en este bloque en la Universidad Indoamérica, en Quito. A este sitio se dieron cita expertos petroleros y expertos ambientalistas.

Aunque ambos sectores se muestran en desacuerdo en la mayor parte de temas, al menos dos de los representantes de las distintas miradas coincidieron en que la pregunta tiene fallos. La pregunta dice: “¿Está usted de acuerdo en que el gobierno ecuatoriano mantenga el crudo del ITT, conocido como bloque 43, indefinidamente en el subsuelo? "

Pablo Noboa, exgerente de Comercio Internacional de Petroecuador, experto en temas petroleros, y quien considera que el no es la mejor opción de voto en la consulta, aseguró que la pregunta, a más de ser extemporánea, tiene imprecisiones. Por ejemplo, se pregunta sobre el “crudo” cuando -dice- ese concepto no existe y la palabra utilizada debería haber sido petróleo; se pregunta sobre el ITT (Ishpingo, Tambococha y Tiputini) cuando el campo Tiputini ni siquiera está dentro del parque Yasuní. También indicó que al utilizar la palabra “indefinidamente” se puede interpretar como hasta que sea definido. De ganar el sí en la consulta, este tipo de imprecisiones podrán generar problemas a futuro, comentó.

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Entre tanto, Esperanza Martínez, fundadora de Acción Ecológica, dijo que la pregunta es confusa. Aseguró que si una persona que no quiere la actividad extractiva en la naturaleza lee de manera rápida la pregunta solo en su primera parte: “Está de acuerdo con que se mantenga el crudo…” seguramente votará no, teniendo que votar sí. Además comentó que como colectivo buscaron que la pregunta sea modulada, pues ya pasaron diez años, para decir que si se está de acuerdo en que se mantenga el crudo “que queda” en el Yasuní en el subsuelo, pero no era posible la reforma. “Ahora hay que hacer una lectura fina”, dijo, e hizo un llamado a los ciudadano a que “si queremos proteger el Yasuní, entonces votamos sí”.

Durante la exposición que se hizo en el auditorio ante varias decenas de estudiantes universitarios, Pablo Noboa consideró que no se debe ver el tema como una pelea entre quienes aman la naturaleza y quienes no. Explicó que quienes votarán no creen que se puede aprovechar el recurso, pero también tener acciones para bajar la huella de carbono. Por ejemplo, Petroecuador podría reforestar y tomar medidas ambientales para ser una empresa carbono neutral. Además, consideró que los recursos que genera el ITT, y que en el 2022 fueron de $ 1.200 millones, son necesarios para poder financiar la transición energética. Puso como ejemplo a Guayana que va a ser el próximo Dubái de la región porque está apostando al petróleo. Para Noboa, el sí en la consulta en vez de ser un remedio será peor que la enfermedad.

Esperanza Martínez, por su parte, aseguró que la actividad petrolera en el mundo ha dejado países empobrecidos y con problemas ambientales. Aseguró que existen estudios en los que a más número de pozos, más pobreza. Comentó que el crudo del ITT es de mala calidad y por ello la operación es difícil. Y que el ruido de la operación petrolera es un elemento que no se toma en cuenta y puede generar que la fauna se ahuyente. “El ruido es un impacto ambiental y es severo”. Para ella, el Yasuní es el útero de la Amazonía y aseguró que esta parte del mundo no se congeló en la última glaciación. Recordó que tras el fracaso de la iniciativa Yasuní ITT les llevó a buscar la consulta y recogieron 800.000 firmas. Pero entonces vino lo que denominó como fraude por parte del Consejo Electoral en el que les descalificaron cientos de miles de firmas por temas de forma como argumentar que sus propias firmas no coincidían o el gramaje del papel.

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Aseguró que si en la consulta gana el sí, efectivamente tendrá que salir de ese sector todo lo que nunca debió construirse, como un acto de no permitir más impunidad y de reconocer que sí hubo fraude. En cuanto al tema de las pérdidas o la falta de recursos para el país dijo que no son los $ 1.200 millones en un año que se indica desde Petroecuador y otros expertos, sino unos $ 148 millones anuales durante 50 años. Dijo que hay muchos economistas que han descartado que este tema nos vaya a dejar sin dolarización.

También estuvo Diego Navarrete, ingeniero en petróleos con una mención en yacimientos y gerente de Desarrollo y Optimización de Petroecuador. El funcionario reemplazó en el debate al gerente Ramón Correa y destacó que en Ecuador se han producido unos 6.000 millones de barriles y que en la actualidad hay mejores prácticas técnicas y ambientales en la operación. Explicó que la extensión del parque es de un millón de hectáreas y que las facilidades y operación solo están en 80 hectáreas. Aclaró que el costo de producción es de $ 18 y que no es correcta la cifra que han difundido los ambientalistas de $ 35. Lo que sí comentó es que esta cifra de $ 35 es lo que se pagaba a la empresa Repsol para que realizara la extracción, pero los costos de Petroecuador son menores.

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También descartó que el petróleo sea como una brea, y más bien indicó que fluye y se transporta sin problemas. Recordó que en este bloque se han invertido $ 1.852 millones y que hay costo de abandono de $ 467 millones. El dejar de recibir recursos por la producción petrolera y estos otros gastos significarán una afectación económica para el país de $ 16.470 millones. También dijo que habrá problemas con las comunidades que ahora tienen trabajo por la actividad petrolera, quienes dejarían de percibir las compensaciones. Habrá 915 plazas de trabajo perdidas. Por ello Navarrete pidió un poco de empatía a los sectores que proponen el sí en la consulta.

Fernando Ponce, máster en Patología Vegetal de la Universidad de Cornell, habló de los conflictos y matanzas que se han generado en el área del Yasuní, justamente por la presencia de otras operaciones petroleras. Recordó que para la aprobación de la explotación en el ITT se reformaron los mapas para que así se apruebe la explotación. Para Ponce el voto por el sí -tanto en la pregunta sobre el Yasuní y el Chocó Andino- será un gran paso para que el país se convierta en un territorio libre de extractivismo, y pueda vivir de la biodiversidad, cuide a la naturaleza y armonía con esta. En el tema económico dijo que lo que podría dejarse de percibir serían unos $ 733 millones anuales en los primeros años, pero luego será un impacto menor.

Luis David Prieto, rector de la Universidad Indoamérica, explicó que la intención de este centro de estudios es contribuir a un diálogo constructivo sobre este tema importante que tiene que ver con el futuro del país. Estudiantes de tercer año de derecho presentaron antecedentes del problema. (I)