“Esto hace rato se salió de control; cada vez se pone peor. Todos los días matan a alguien, roban, nos piden vacunas. Aquí se vive con miedo. No sabemos a quién pedir ayuda, porque ni la Policía puede con ellos”, narra con angustia el propietario de un pequeño establecimiento comercial en Esmeraldas, que pidió mantener su identidad en reserva por temor a represalias.