‘Pajarear’, como se le llama informalmente al avistamiento de aves (y consta en el diccionario de la RAE), es muy fácil en Ecuador, que es el noveno país más biodiverso del mundo, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y la Unesco, detrás de naciones con más extensión territorial, como Brasil, Perú, Estados Unidos, China y Colombia.

Ecuador cuenta con 1.722 especies distintas de aves, según datos de 2022 del Instituto Nacional de Biodiversidad.

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La ubicación del país también lo vuelve un sitio privilegiado para divisar pájaros.

Manuel Sánchez, integrante de la Fundación de Conservación Jocotoco, explica que, durante la estación de invierno en el hemisferio norte, las aves migratorias de países como Estados Unidos y México se pueden encontrar incluso en ciudades grandes, como Guayaquil. Durante las temporadas invernales en el sur del planeta, en cambio, las especies de esos territorios hacen su hogar transitorio aquí.

Las aves migratorias del norte visitan el país a partir de los meses de agosto y septiembre de cada año, y suelen extender su estadía hasta marzo.

“Hay registros incluso en el malecón de Guayaquil (...); puedes ver aves migratorias de Norteamérica ahí, como la reinita protonotaria”, explica.

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A partir de mayo y hasta agosto, continúa, es cuando se registran especies que migran desde el sur del continente, huyendo del clima hostil.

“En este país se ‘pajarea’ superbién todo el año”, indica.

El albatros de Galápagos (Phoebastria irrorata) está considerado en peligro crítico. Foto: Picasa

No se necesita gran cosa para ‘pajarear’. Según Sánchez, lo esencial es un par de binoculares decentes y una copia de la guía de aves del Ecuador, un manual de identificación de especies, además de ropa adecuada para la naturaleza.

Identificar correctamente a las especies es un aspecto clave de la actividad, que la realizan tanto aficionados, que lo ven como una actividad recreativa, como miembros de la comunidad científica.

Avistar aves también puede ser aplicado como insumo educativo para niños y de desarrollo de aviturismo, beneficiando a las comunidades que circundan las áreas populares para realizar esta actividad.

“El aviturismo es un producto que tiene una cadena de valor bastante importante. Detrás del producto natural que se vende, la observación de aves, están el guía, los hoteles, los pasajes de bus, las agencias de viaje. Tiene una cadena de valor importante”, expresa Denis Mosquera, ornitólogo.

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La vinculación de la comunidad genera una “ola de conocimiento” no solo en cuanto a investigaciones científicas, sino a nivel de saberes informales, como publicaciones en redes sociales y derroteros, que se vuelven un esfuerzo de difusión y de concienciación.

La huella ecológica del avistamiento de aves, continúa, es “muy baja” en comparación con otras actividades recreativas.

Sin embargo, “no todo es color de rosa”, según Mosquera, pues “hay sobrexplotación” de los recursos de los lugares aptos para aviturismo, y un “desconocimiento localizado en cuanto al manejo de sitios de observación de aves”.

A su vez, las aves resultan una buena iniciación para niños en el ámbito de la biología y el conservacionismo, pues su aspecto grácil las hace interesantes a los niños, convirtiéndolas en herramientas pedagógicas, según Sánchez.

“Tenemos un vínculo social y cultural con las aves, sin importar de dónde venimos (...). Es bastante recreativo; los niños desarrollan habilidades como prestar atención, escuchar y hacer silencio”, añade.

Parte de la importancia de saber cuántas aves hay en un determinado ecosistema es que son un “indicador biológico importante” y fácil de medir. Contar el número de especies insectívoras en un hábitat, por ejemplo, está directamente relacionado con la cantidad de insectos que existen en esa zona. “Lo básico en cualquier investigación ambiental es medir la cantidad de aves para asociarlo a los procesos de manejo, de conservación y de diversidad”.

Según la plataforma E-bird, recomendada por la Prefectura del Guayas en su guía de aviturismo 2023 para revisar cifras actualizadas de conteos de aves en la provincia, en Guayas se registran 564 especies.

La guía de la Prefectura resalta 18 lugares propicios para avistamientos en Guayas, como el Bosque Protector La Prosperina, la Reserva Ecológica Manglares Churute, el Refugio de Vida Silvestre El Morro, el Bosque Protector Cerro Blanco y el parque Lago. (I)