Dos niños bucean con lobos marinos en Galápagos. Están felices, sonriendo. En la arena, sus padres disfrutan de un escenario prístino, rodeado de iguanas marinas, que invita a la relajación. En la noche, luego de gozar de la playa, degustan comida de distintos países: gastronomía japonesa, italiana, estadounidense. Vuelven a su hospedaje, rentado a través de Airbnb, plataforma de alquiler de habitaciones y casas que no está regulada en las islas, a diferencia del Ecuador continental, donde sí rige el Reglamento de Alojamiento Turístico en Inmuebles Habitacionales emitido por el Ministerio de Turismo en septiembre de 2023..

Este tipo de imágenes, que publicitan un destino playero, es la manera en la que se venden las islas a visitantes ecuatorianos, según Carla Ricaurte, experta en turismo e investigadora de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol) y autora de una investigación referente al overtourism, fenómeno relacionado a cuando el flujo de turistas en un lugar resulta en inconvenientes para la población local, como la sobrecarga de sistemas de manejo de desechos y de servicios básicos, por ejemplo.

Publicidad

Manejo de más de 4.600 hectáreas de manglar en Guayas pasa a tres asociaciones pesqueras

En el caso de Galápagos, una sobrecarga de demanda de recursos (debido a su crecimiento poblacional y al vaivén de turistas) también podría tener efectos ambientales negativos. Las tortugas de la isla Santa Cruz, que se alimentan cerca de lugares con huellas antropogénicas, como zonas urbanas e industriales, por ejemplo, consumen plásticos y otros desechos, según una investigación realizada por el Parque Nacional Galápagos (PNG) y la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) en conjunto con instituciones de Europa, Estados Unidos y Oceanía.

No obstante, no siempre se impulsó el turismo en el archipiélago de esta manera. La industria, de acuerdo con la investigación de la experta de la Espol, se inició con un “arreglo” entre las agencias turísticas y los conservacionistas: las visitas a las islas antes se realizaban en barcos y los turistas dormían en las embarcaciones, con el fin de limitar el impacto ecológico de la actividad, además de fomentar la educación ecológica mediante guías.

Esto implicaba un alto costo, limitando la experiencia de viajar por las islas a turistas adinerados y a la comunidad científica. Sin embargo, con la expansión del turismo en tierra en la forma de hoteles, hospedajes pequeños y operadoras turísticas con base en los centros urbanos de las cuatro islas pobladas en Galápagos, viajar al archipiélago se ha vuelto cada vez más accesible para ecuatorianos que llegan desde el continente.

Ministerio del Ambiente reporta descarga de aguas residuales en Montañita, autoridad está dando seguimiento

Según datos del PNG, 304.185 turistas visitaron las islas de enero a noviembre de 2023. Incluso sin contar diciembre, esta cifra ya rebasa los registros del 2022, año en que el flujo de visitantes volvió a niveles prepandémicos, con 268.403 arribos en total.

Publicidad

De las más de 300.000 personas que ingresaron en 2023, 140.709 fueron ecuatorianas. Aunque los visitantes internacionales siguen siendo más, pues representan el 57,42 % de los arribos desde 2019, la balanza se ha equilibrado más y más a partir del turismo basado en tierra. El 70 % de los visitantes en 2023 se hospedó en tierra y el 30 % en barcos.

La imagen usada para promover las islas a turistas ecuatorianos como un destino ‘de sol y playa’, expande Ricaurte, no es algo inherentemente negativo. Eso depende, continúa, de la creatividad del destino turístico.

“Si tenemos estos turistas de sol y playa, ya que van a venir, tratemos de que tengan otras alternativas también”, indica. El archipiélago tiene más que ofrecer aparte de sus atractivos que están al pie del mar.

Pone de ejemplo formas de turismo regenerativo, más amigables con el medioambiente, como visitar las partes altas de las islas y colaborar con el control de la mora, una especie de fruta invasiva.

Otra instancia es el proyecto Galápagos Infinito, que organiza excursiones en yates (que usualmente se usan para fines de turismo comercial) para niños que viven en las islas. Según su sitio web, ya han realizado 31 viajes desde 2018.

Controlar el número de personas que visitan las islas podría mitigar daños ambientales

“Seguramente ya estamos más allá de lo que sería compatible con turismo sostenible que permita la conservación de las especies que habitan ahí”, expone Santiago Ron, biólogo de la PUCE. Considera que la expansión de la población humana, tanto los temporales (turistas) como los que les brindan servicios (los locales), tiene un impacto en el ambiente.

En playas que son importantes para la anidación de tortugas marinas, o con poblaciones numerosas de iguanas marinas, continúa, se pueden divisar cantidades de turistas similares a las playas del continente, afectando a los procesos de estas especies.

Para Ron, debería existir un límite de personas que entren a las islas cada año. Llegar a un número exacto de cuántos, sin embargo, es complicado. Para ello, expone, se deben analizar variables como la eficiencia del sistema de recolección de basura y la manera en la que los hoteles manejan los desechos que genera el turista.

Una medida para regular la cantidad de gente que llega podría ser aumentar el monto por tributo de ingreso que pagan tanto extranjeros como locales. Los visitantes residentes de otros países mayores a 12 años cancelan $ 100, mientras que los residentes de Ecuador de más de 12 años abonan $ 6. Diario EL UNIVERSO pidió una entrevista con autoridades del PNG para este informe, pero no recibió respuesta del Ministerio de Ambiente, Agua y Transición Ecológica.

Sin embargo, Ron reconoce que incrementar las tarifas no es una idea popular en la isla. “No hay nada que indique que a corto plazo se pasen este tipo de normativas (...). Quieren que el turismo siga creciendo, la población local mientras más turismo recibe tienen mayores beneficios económicos”, agrega el docente de la PUCE.

Santiago Naranjo, concejal urbano del GAD municipal de Santa Cruz, cree que se deben mejorar los servicios turísticos para poder ser más “selectivos” en el tipo de turista que visita las Galápagos. Esto permitiría alzar las tarifas.

Ministerio de Turismo lanza campaña para mostrar el rostro atractivo de Ecuador y atraer visitantes; ¿es factible en medio del conflicto armado interno?

“Al tener mayor población fluctuante, los servicios no abastecen. En Santa Cruz el flujo de turistas es alto”, indica Naranjo. Los visitantes, sumados a la población local, crean una demanda “exorbitante” de recursos hídricos, hospitalarios y de servicios básicos.

Muchos de los turistas, señala, llegan al archipiélago y se quedan viviendo en las islas.

Otra arista es la expansión hotelera. Naranjo sostiene que existe una moratoria hotelera desde el 2015, impuesta por el Reglamento de Alojamiento Turístico, y que los proyectos nuevos están en proceso desde antes de ese año y cumplen con regulaciones ambientales.

El 9% de la oferta de hospedajes en Galápagos es informal y proviene de aplicaciones como Airbnb. Esto representa 240.000 camas al año. Naranjo explica que se buscará regularizar estas plataformas en un nuevo plan de regulación hotelera contemplado para los años 2023 al 2030. (I)