La inesperada salida de María de los Ángeles Duarte de la Embajada de Argentina en Quito, a mediados de marzo pasado, provocó un impase diplomático entre Argentina y Ecuador, debido a que la exministra de Transporte y Obras Públicas abandonó el país sin cumplir la condena por el delito de cohecho. La situación derivó en la expulsión de los embajadores en Quito y Buenos Aires e incluso llegó a un intercambio de comentarios entre los presidentes Guillermo Lasso y Alberto Fernández. Sin embargo, cuatro meses después, los mandatarios reaparecieron juntos, sonrientes, y anunciaron que las relaciones se restablecieron y que designaron a nuevos embajadores.

La información oficial hasta el momento ha sido escasa en torno a cómo se concretó el acercamiento, ocurrido el 18 de julio en Bruselas (Bélgica), luego de la III Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Celac y la Unión Europea.

Los jefes de Estado, en sus cuentas de Twitter, compartieron apenas unos breves detalles del encuentro. No obstante, no revelaron quiénes fueron elegidos como embajadores de cada país.

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“Ecuador y Argentina continuarán estrechando sus lazos de cooperación, especialmente en comercio”, dijo el mandatario ecuatoriano. En tanto que su homólogo argentino destacó que “la hermandad que une a nuestros pueblos es histórica y debemos continuar fortaleciéndola”.

Poco antes del viaje a Bélgica, el ministro de Relaciones Exteriores de Ecuador, Gustavo Manrique, aclaró en una entrevista con la agencia EFE que “los diálogos consulares nunca se rompieron” e indicó que los nuevos embajadores ya recibieron los beneplácitos en cada país.

El reencuentro de Lasso y Fernández ha despertado opiniones divididas. Dos expertos internacionalistas consultados por este Diario tienen lecturas diferentes sobre el diálogo en Bruselas y sus implicaciones para Quito y Buenos Aires.

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Desde la mirada de Carlos Estarellas, catedrático universitario y exsubsecretario de Relaciones Exteriores, Ecuador no debió retomar las relaciones sin antes obtener unas disculpas por parte de Argentina.

Mencionó que el retiro de embajadores fue a consecuencia de unas declaraciones “muy fuertes” del exembajador de Argentina Gabriel Fuks, “en las cuales incluso involucró o atacó al excanciller del Ecuador” Juan Carlos Holguín. Y también por “declaraciones fuertes” del presidente Alberto Fernández.

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“Nunca, en ningún momento, existieron las excusas o las disculpas por parte del Gobierno argentino. Entonces, no me parece, en principio, coherente, porque nunca se dieron las debidas excusas por esta serie de exabruptos en los cuales Ecuador quedó, como país, mal parado”, comentó Estarellas.

A ello agregó que tampoco resulta conveniente que ahora se restablezcan las embajadas, porque los dos presidentes están próximos a dejar sus cargos por los procesos electorales en cada país. “Lo lógico sería esperar a que vengan los nuevos presidentes para que, de una manera normal, se establezcan nuevos embajadores”, opinó el experto, quien consideró que fue correcta la decisión de Ecuador de declarar persona non grata” al exembajador Gabriel Fuks tras la fuga de la exministra de Transporte y Obras Públicas, condenada en el caso Sobornos 2012-2016.

“Lo que llama la atención es el cambio de posiciones del presidente Lasso, que no acierta en política exterior”, puntualizó el catedrático.

Fue el 14 de marzo que Ecuador declaró persona non grata” a Fuks, un día después de que se confirmó la ausencia de la exministra Duarte de la residencia del embajador argentino, en Quito, donde se encontraba desde agosto de 2020 en calidad de “huésped por razones humanitarias”.

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Argentina respondió de la misma manera y dispuso el retiro del embajador ecuatoriano Xavier Monge.

A día seguido, el entonces canciller ecuatoriano, Juan Carlos Holguín, en una comparecencia en la Asamblea Nacional, insinuó que en la fuga de María de los Ángeles Duarte “hubo complicidad” de la Embajada argentina.

Después, el 19 de ese mes, Gabriel Fuks reaccionó y arremetió contra Holguín, a quien calificó de irresponsable y mentiroso.

A continuación, el presidente Guillermo Lasso, a través de redes sociales, lamentó que su homólogo Alberto Fernández “haya puesto por delante su amistad personal e identidad política con Rafael Correa por sobre la relación fraterna entre los pueblos de Argentina y Ecuador”.

Fernández no tardó en responder. En un comunicado expresó que sobre la situación de María de los Ángeles Duarte, “no tenía la Argentina ni el deber de custodia sobre ella ni ninguna capacidad de acortar sus movimientos”.

Los tensos intercambios entre las autoridades, y la consecuente ruptura, sucedieron en el transcurso de apenas ocho días, mientras se especulaba sobre el paradero de Duarte, de quien se dijo inicialmente que se trasladó a Caracas (Venezuela) con su hijo menor de edad, cuyo padre es argentino.

La reunión entre Guillermo Lasso y Alberto Fernández, presidentes de Argentina y Ecuador, respectivamente, se dio el 18 de julio en Bruselas (Bélgica), después de su participación en la III Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Celac y la Unión Europea. Foto: cortesía.

Santiago Carranco, docente y coordinador del Laboratorio de Relaciones Internacionales de la Universidad Internacional del Ecuador (UIDE), a diferencia de Estarellas, señaló que el reencuentro de los mandatarios “hay que tomarlo como una noticia extremadamente positiva”, porque las dos naciones comparten espacios en organismos internacionales -como la OEA, Mercosur, Celac, entre otros- y tienen intereses comerciales y sociales similares -como los más de 15.000 ecuatorianos que estudian en Argentina-.

A su criterio, haber retirado al embajador Fuks fue una decisión “un poco abrupta y apresurada” con base en acusaciones más de tinte personal.

Al tener dos Estados una serie de intereses muy homogéneos, lo propio es que tengamos nuestro embajador en Argentina y que ellos tengan a su embajador en Quito”, comentó Carranco.

El experto opinó que la situación legal de María de los Ángeles Duarte “no es un tema de relaciones internacionales y no es un tema que competa a la política exterior ni de Argentina ni de Ecuador”. Que la exministra vuelva o no al país no tiene por qué afectar a las relaciones de los países, agregó el docente.

En lo que coincidieron Carranco y Estarellas fue en cuestionar el manejo de la política exterior que, en general, ha tenido el gobierno del presidente Guillermo Lasso. (I)