El sistema de agua potable que actualmente abastece del líquido vital a la población no cuenta con el caudal suficiente para suministrar el servicio las 24 horas al día, solamente la población que habita en el centro de la ciudad goza de este servicio, la ciudadanía que habita en la parte marginal no cuenta con este servicio elemental, aproximadamente el 50 % de la población no tiene agua potable, es decir, el sector más pobre de la ciudad de Macará. Por otra parte, la mayoría de las redes de alcantarillado sanitario de la ciudad están construidas por tuberías de hormigón vibroprensado, que a mi consideración tienen más de 50 años, por lo que al momento se presentan constantes colapsos en varios tramos. Además, se han generado asentamientos poblacionales en sitios que no cuentan con colectores de alcantarillado sanitario, lo que ha provocado que se descarguen las aguas residuales en los distintos cursos de agua superficial.

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La ciudad no cuenta con una planta de tratamiento de aguas residuales, las descargas de las redes existentes de alcantarillado sanitario llegan a los cursos de agua naturales y desembocan en el río Macará, que es un río binacional, perjudicando no solamente a nuestro hábitat y medio ambiente, sino también a los habitantes de nuestro vecino país del Perú, lo que pone en peligro al país de una demanda internacional por contaminación ambiental, así como también contamina los cultivos de agricultores que trabajan por ese río y es un riesgo para la salud.

Además, la ciudad no cuenta con sistema de alcantarillado fluvial, esto provoca en época de lluvias que en las tapas de las cajas de registro y pozos de revisión ingrese gran cantidad de agua al sistema de alcantarillado sanitario, lo que podría agravarse con el fenómeno de El Niño.

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Con estos antecedentes, se hace necesario que el Gobierno nacional liderado por el señor presidente de la República del Ecuador, Daniel Noboa Azín, contribuya con el financiamiento del Plan Maestro de Agua Potable y Alcantarillado Sanitario y Pluvial de la ciudad de Macará, puesto que el mismo se encuentra enmarcado en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), así como en gesto de gratitud a la frontera sur, que cumple con patriotismo y altivez el cuidado de la soberanía patria. También en aplicación del artículo 249 de la Constitución, que reconoce y manda tratamiento especial para los pueblos de frontera.

El proyecto apunta a la descontaminación de los cursos naturales de agua y del principal afluente fluvial binacional, como es el río Macará, para disminuir la incidencia de la emisión de gases de efecto invernadero, conducir las aguas residuales en ductos aptos para el efecto, lo que evitará su transporte al aire libre e implementar una planta de tratamiento con sistema de lodos activados que propicie una remoción del 95 % de acción bactericida en estas. Súmese a esto la contaminación del río Macará por la minería “legal” e ilegal que también contamina con mercurio, plomo, arsénico y otros elementos químicos, en desmedro de la salud de ecuatorianos y peruanos.

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La inversión se debe hacer contando con la colaboración, supervisión y fiscalización de la Municipalidad de Macará y su alcalde. Como es fácil colegir, el GAD de Macará no tiene los recursos económicos para esta obra, por lo que se hace necesario la contribución del Gobierno nacional para crear fuentes de trabajo, reactivar la economía en la frontera y salvaguardar la soberanía nacional. Desde ya se agradece al señor presidente Daniel Noboa la atención preferencial que merece Macará y los pueblos fronterizos. (O)

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Alfredo Suquilanda Valdivieso, ingeniero y doctor en jurisprudencia, Quito