El dalái lama expresa que ni las religiones ni la política tienen tanta importancia como la ética del ser humano, porque esta sirve de marco conceptual a los sentimientos más altos de la naturaleza humana. Hemos visto diluir los principios morales y éticos en la actualidad, ya que se han pervertido los principios evolutivos de la civilización, a través de un engreimiento negativo que busca obtener los recursos del poder.

Democracia vs. dictadores

Las conductas dictatoriales como las que hemos observado en estos días en la república hermana de Venezuela son un llamado de atención cuando nos toque también a nosotros la obligación de elegir. Es corrupta la degradación de la empatía y solidaridad, cuando se esgrime un abuso del poder político. Pero es más repudiable cuando este recibe apoyo de otros Gobiernos que hacen coro a la perversión del Gobierno venezolano, y cuando las decisiones tienen un marco común: la narcopolítica. Se grita a todas voces que la culpa es del imperialismo norteamericano, mientras se acepta como títeres mantener una conducta anormal denominada obediencia automática, impuesta por la influencia de los imperialismos de Rusia y China a los cuales nuestros mandantes le han venido regalando nuestros recursos minerales en los últimos gobiernos del país. La obediencia automática es una conducta que se da en los momentos mentales menos lúcidos.

La lección venezolana

¡Juzguen queridos lectores la calidad ética de nuestros políticos, que siguen como borregos a políticos narcisistas y megalomaniacos! (O)

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Pedro Benjamín Posligua B., médico neuropsiquiatra, Guayaquil