“La única verdad es la realidad”, dijo Aristóteles. “La realidad es aquello que, incluso aunque dejes de creer en ello, sigue existiendo y no desaparece”, afirmó Philip K. Dick, escritor estadounidense. Es, en definitiva, el estado de las cosas tal como existen en el mundo físico. Pero en el transcurso de nuestra vida desarrollamos certezas que se ajustan a nuestros modelos mentales, mientras que la realidad permanece independiente de nuestras percepciones. Nuestras certezas son la confianza o el convencimiento de que algo que se dice o se piensa es verdadero, pero puede no serlo. Esta distinción se vuelve crucial en temas complejos en ética: economía y política, como las elecciones en Venezuela, donde la verdad solo se encuentra en las actas originales de votación y en un escrutinio transparente. El resto de interpretaciones son certezas individuales influenciadas por ideologías y formas de pensar.

Oposición venezolana llama a militares y policías a ponerse del lado del pueblo y de sus familias

Cuando estudié mi doctorado en Administración de Empresas, una de las primeras lecciones que aprendí en la búsqueda de la verdad fue que mis hipótesis o suposiciones sobre la realidad, derivadas de mi experiencia previa y observación, no representaban necesariamente la verdad. Esta comprensión me obligó a reevaluar constantemente mis ideas, buscar hechos verificables y a estar abierto a nuevos conocimientos que pudieran desafiar mis creencias previas. También aprendí que la verdad se encuentra en la coincidencia entre el conocimiento sólido, las afirmaciones, los hechos y los datos obtenidos con rigor. Un enfoque integrador esencial para comprender la realidad.

Ligereza nefasta

Bien lo dijo W. Edwards Deming: “Sin datos, solo eres otra persona más dando su opinión”. Y sin el conocimiento de base, los datos pueden llegar a ser mera casualidad. Mientras que las opiniones pueden variar, usar datos fundamentados brinda una base confiable para respaldar argumentos. Acercarnos a la verdad es vital para tomar conciencia de la narrativa vigente predominante que posiciona muchas veces una verdad que no lo es. Es algo que debemos empezar a enseñar con más fuerza y practicar más en chats, conversaciones, foros y debates en general. Además, la intersección de opiniones y perspectivas diversas entre las personas solo se logra en la coincidencia de propósitos, datos fundamentados y hechos.

Estas reflexiones son esenciales en un mundo donde se solapan y confunden lo falso y lo verdadero, un mundo en el que la “información” abunda y el conocimiento escasea, en el cual muchos opinan de todo sin bases sólidas y sin importarles si están cerca o lejos de la verdad.

Evitar los errores crasos

Acercarse a la verdad ayuda a enfrentar el fracaso con gracia y a convertir la incertidumbre en un terreno fértil para la superación personal. No hay mayor acto de transformación humana que buscar la verdad, debería ser un valor y un compromiso ético de la sociedad, en el entendimiento que es un pilar para formar académicos valiosos, ciudadanos críticos y responsables, empresarios que tomen decisiones efectivas y líderes que construyan políticas públicas objetivas. Acercarnos a la verdad nos ayudará, en palabras de Jack Welch, a “enfrentar la realidad tal como es y no como desearíamos que fuera”. (O)