El presidente Daniel Noboa extendió por 30 días más el estado de excepción, con lo cual las Fuerzas Armadas continúan con sus operativos de control y en su tarea de contener parte de la violencia que vive el país. La decisión no sorprendió. De hecho, se daba por sentado que esa sería la apuesta, especialmente cuando en algunas ciudades se siente relativa calma, porque se cuentan menos muertos, aunque no ocurre lo mismo con secuestros y vacunas. Bueno, eso tampoco es trabajo necesariamente de los militares, eso ya corresponde a la Policía Nacional y, aunque ciertos GAD digan que no, esa debiera ser una de sus prioridades, por la cercanía que se suponen tienen en los barrios.
Sin embargo, el reloj sigue su marcha y esos 30 días cada vez son menos, por lo que resulta inevitable preguntar qué pasará al día siguiente y qué se plantea en el Plan Fénix. Recordemos que hay dos lugares clave para afrontar la criminalidad: cárceles y puertos. Sobre las primeras sabemos lo que ha ocurrido y sobra hablar de la corrupción. Por eso debiéramos preguntarnos si el SNAI está listo para encargarse del sistema penitenciario. O si se ha pensado en algún plan para que se mantenga el control en las cárceles donde no necesariamente se cuente a los militares. Y si se quedaran ellos, ¿cuál es el presupuesto?, ¿cuánto tiempo más se van a quedar?, ¿cómo se formará a quienes finalmente controlarán esos lugares? No olvidemos que las cárceles se están llenando rápidamente: hay 10.000 detenidos en los últimos dos meses desde que empezó la declaratoria de conflicto armado interno, y no todos son bajo acusaciones de terrorismo.
Respecto a los puertos poco se sabe. Estos son también estratégicos, porque por ahí sale una parte de la droga. Si no fuera así, que alguien explique por qué no se logra el control de contenedores y embarcaciones o por qué capturan droga, por ejemplo, en Europa, en barcos con bandera ecuatoriana. No hay autoridades que digan cómo va el trabajo ahí dentro, qué se ha hecho para mejorar controles, si se trabaja para sacar a quienes han ayudado al crimen organizado.
En la justicia, más allá de lo que ha hecho la fiscal Diana Salazar, alrededor de los casos Metástasis y Purga, que ha permitido identificar y establecer la participación de jueces, fiscales y algunos abogados en libre ejercicio en presunta vinculación al crimen organizado, y de las declaraciones políticas del ¡qué barbaridad! por parte de los mismos responsables de esta función estatal, hay que preguntar qué es lo que piensan hacer frente a esta corrupción. Y a la impunidad generada por los malos funcionarios, por el abuso de algunos abogados, por la lentitud en los procedimientos, sin olvidarnos de la agenda de un grupo político que quiere salvar a su líder.
Presidente Noboa, los videos del Noboa’s way, donde muestra a militares en acción en las calles, no son suficientes para explicar su Plan Fénix, que hasta ahora se muestra como reactivo. Si no se dan respuestas integrales a estos temas, así como a los de desarrollo, educación y trabajo, solo se postergó un problema que demorará décadas en ser solucionado. (O)