Usualmente a los periodistas nos preguntan durante la campaña política, suponiendo que tenemos información privilegiada, por quién creemos que se debe votar en las próximas elecciones.

Difícil encontrar una respuesta. Sin duda esta es la gran preocupación que tenemos los ecuatorianos, quienes, en pocas semanas, elegiremos un nuevo presidente del Ecuador y 137 asambleístas.

Los elegidos durarán tan solo un año y medio en funciones. Corto tiempo para emprender en proyectos importantes para solucionar los grandes problemas del país.

Al momento, el CNE ha acreditado a 15 delegados de los partidos para el proceso de auditorías de los comicios del 20 de agosto

Elegir alguien honesto, con afán desinteresado de servicio, que quiera en esta transición devolver algo de tranquilidad al país es complicado por la calidad de los candidatos que se han presentado.

Para presidente tenemos ocho candidatos. La mayoría con algún tipo de experiencia electoral. Para asambleístas vemos, en campaña, a varios de los que fueron destituidos de la Asamblea a raíz de la implementación de la muerte cruzada. Eran miembros de esa Asamblea que obtuvo una calificación negativa del 90,93 %, en una encuesta de Click Report realizada en Quito, Guayaquil, Cuenca, Manta y Portoviejo.

Otros factores

Candidatos para asambleístas y para presidente de la República están auspiciados por 276 partidos y movimientos políticos nacionales, provinciales, cantonales y parroquiales que actúan como casas de alquiler puramente electorales.

Algunas de estas organizaciones fueron creadas por políticos que están presos, tienen orden de prisión o están prófugos.

Los acuerdos a los que llegan los candidatos y estas organizaciones políticas son temporales. No existe ideología, planes de gobierno u objetivos comunes. Tampoco valores ni ética. Como dice Macchiavello, el fin justifica los medios.

Debate presidencial: otras preguntas

Así, una vez terminado el proceso electoral, se terminan y los favorecidos con el voto popular toman su propio camino y se convierten en independientes. En esta condición muchos se transforman en hábiles extorsionadores del poder. Se olvidan del pueblo ecuatoriano. Y es que este nunca fue importante. Lo usaron.

En la teoría, una gran participación política beneficia a la democracia. Promover alianzas políticas también, porque permite que personas con ideologías comunes se agrupen y presenten propuestas de gobierno consistentes. Ello, sin embargo, no funciona en Ecuador, donde proliferan las organizaciones políticas, sin ideología política. Surgen tan solo para auspiciar candidaturas. Solo así se puede explicar cómo partidos o movimientos tradicionalmente de izquierda patrocinan candidaturas de derecha y viceversa. Los candidatos justifican este comportamiento aduciendo que ya no existen ideologías. Y así, se nos rifan el país, mientras los gerentes propietarios de estos partidos y movimientos políticos viven del dinero que les genera arrendar sus organizaciones políticas.

Del 4 de julio al 3 de agosto el CNE notificará a miembros de las Juntas Receptoras del Voto

Urgen reformas electorales que terminen con el negocio de la política. Necesitamos movimientos y partidos políticos fuertes y definidos, aumentando el porcentaje mínimo de votos que deben obtener en cada proceso electoral. Obligar a los candidatos a estar afiliados a los partidos que los patrocinan. Reglamentar la participación política de las personas que se separan o son separadas del partido o movimiento que los auspició, una vez que asumen un cargo de representación.

Importantes reformas que servirían para eliminar a los oportunistas, mediocres y corruptos de las listas de candidatos. Y por ende, quitarles la posibilidad de obtener puestos de representación popular. (O)