Los enormes esfuerzos de seguridad del sector bananero pasan inadvertidos cuando líderes de opinión, medios de comunicación y políticos promueven constantemente narrativas que vinculan a toda la industria bananera con el narcotráfico. Esta asociación no solo es imprecisa, sino que también pone en riesgo la reputación de un sector que genera 250.000 empleos directos.
Generalizar y estigmatizar a toda la industria bananera no solo es injusto, sino que invisibiliza los enormes esfuerzos que este sector realiza para garantizar la seguridad y transparencia de sus operaciones.
El banano es un pilar fundamental de la economía ecuatoriana, representando el 66 % de los contenedores exportados, con 5.000 contenedores enviados semanalmente, de los cuales el 29,03 % tiene como destino la Unión Europea. Este alto volumen de exportación, combinado con el creciente consumo de estupefacientes en Europa, pone a la industria en una posición vulnerable frente a acusaciones erróneas que vinculan a todo el sector con el narcotráfico. Sin embargo, este enfoque no refleja la realidad de los esfuerzos realizados por la industria para garantizar la seguridad en su cadena de suministro.
El proceso de exportación tiene seis eslabones. Cada uno tiene su cadena de custodia: desde el depósito de contenedores vacíos, la inspección que se realiza en la finca, la salida de los camiones, el momento en que los contenedores llenos de banano permanecen en los patios y son coordinados por las navieras, el escaneo previo al ingreso al puerto, la revisión antinarcóticos, hasta la salida del barco a alta mar.
Para mitigar riesgos como el narcotráfico y el robo, la industria invierte anualmente $100 millones en monitoreo, vigilancia en fincas y escaneo de cargas. Además, el sector bananero ha apoyado políticas públicas como el escaneo obligatorio de contenedores en puertos, la regulación de depósitos de contenedores, y los protocolos de seguridad de la cadena de suministro. Además, el sector bananero ha impulsado junto con el Ministerio de Agricultura el reforzamiento de requisitos para ser exportador. También ha colaborado con las Fuerzas Armadas y la Policía para reforzar los controles en rutas y zonas de producción.
Los resultados de estas medidas ya se reflejan a nivel internacional. En puertos importantes se ha reducido significativamente la cantidad de narcóticos incautados. En Amberes, por ejemplo, las incautaciones pasaron de 121 toneladas en 2023 a solo 44 en 2024. Mientras que en Rotterdam se redujeron de 12.092 kg en 2023 a 9720 kg en 2024.
El narcotráfico es un fenómeno global que involucra tanto a los países productores como a los consumidores de drogas. El aumento del consumo de estupefacientes en Europa ha impulsado el tráfico a través de puertos de tránsito como los ecuatorianos. Es esencial que la lucha contra el narcotráfico sea coordinada internacionalmente y que cada parte asuma su responsabilidad.
La industria bananera ecuatoriana, la cual es víctima del narcotráfico, está comprometida con la seguridad y la transparencia. Es hora de reconocer sus esfuerzos. (O)